El mundo entero está pendiente del dramático operativo de rescate de 12 niños y su entrenador, atrapados en una laberíntica gruta inundada en el norte de Tailandia. Todo comenzó el 23 de junio cuando el grupo ingresó en la profunda cueva para pasear y quedaron atrapados por la lluvia y el agua. En el marco de ese despliegue, hoy murió uno de los buzos tácticos que participaba del mismo, al quedarse sin oxígeno en tubo mientras cubría el largo trayecto desde la entrada al punto donde se encuentran los niños (5 kilómetros). Hecho que confirma la extrema dificultad del caso. Hoy en diálogo con Luis Majul para Radio Berlín y la AM990, Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros chilenos que hace ocho años quedaron atrapados en una mina, expuso su mirada sobre el operativo.

En primer lugar Sepúlveda explicó que sería muy grave que los chicos se enteren sobre la muerte del socorrista; y con relación a eso recordó sus días atrapado en la mina: "cuando dejábamos de escuchar la perforadora sobre la roca nos desesperábamos", acerca de la máquina que trabajaba para encontrarlos. Y remarcó que el encierro y la incertidumbre generan "mucha ansiedad".

Sobre las estrategias para no derrumbarse anímicamente ante las malas noticias y la espera, el entrevistado dijo: "Nosotros contábamos solo con el humor para no derrumbarnos. Los mineros nos pasamos la vida machacando la piedra y somos duros; y Chile es un país azotado permanentemente por las cosas malas de la vida", señaló. Y agregó que entre todos se tranquilizaban: "Nunca faltaba un compañero que haga un chiste y corte la pena y pensábamos que todo iba a pasar", afirmó.

De manera puntual sobre los niños tailandeses, el minero dijo que espera que salga todo bien, aunque también apuntó que considera que el Gobierno se ha demorado mucho en tomar decisiones y que es extraño que no hayan podido perforar la roca: "Es extraño que no hayan iniciado conversaciones con el gobierno de Chile que cuenta con expertos en estos casos", concluyó.

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