manson en la rolling stone

Por Cicco. Rara vez un tipo malo se hace cargo de sus tropelías y da la cara, se aguanta lo que venga y, además, hace de eso un culto. Es por eso que, a más de 40 años de los crímenes rituales que ordenó a sus secuaces en Norteamérica, y aún con casi 80 años encima, Charles Manson sigue entre rejas. Y sigue siendo la cara más pública del demonio. Tiene un musical con su nombre, un capítulo de South Park y, ups, una ópera.

 

Hace poco, la Rolling Stone lo entrevistó en prisión. La nota la escribe Erik Hedegaard, mi periodista favorito. Es una de las mejores del año, le llevó meses convencerlo a Manson para que hablara. Y no es sólo la historia del demonio. Es la historia de cómo pronto va a contraer sagrado matrimonio. Acá el link en inglés del texto completo, una maravilla.

“Charlie es probablemente el asesino capturado más tristemente célebre de todos los tiempos”, escribe Hedegaard. “Fue llamado el demonio por la forma en que influenció a sus amigos para que asesinen en su provecho… Pasó menos de dos décadas de su vida como hombre libre. Nunca saldrá de aquí”. Ordenó seis crímenes, todos a puñaladas.

Lo más llamativo de todo esto es cómo, pasado el tiempo, una chica de pueblo, defensora del medio ambiente, criada en la iglesia bautista a quien él bautizó Star, se pone de su lado. Star tiene 25 años y se enamoró de Manson mientras ella hacía campañas para defender el aire y los árboles. Se conocieron y ella empezó a abrir websites donde, en lugar de protegar los árboles y el aire, se proponía cruzadas para reclamar otro juicio justo al viejo Charles, que ya anda con bastón pero que en un pestañeo, le tocó la nariz al pobre cronista de la Rolling. “A todo el mundo le toco la nariz”, le contó Manson. “Si puedo tocarte, también puedo matarte”. Un divino Charles.

Erik se pasó semanas escuchando los llamados lunáticos de Manson al teléfono y de tanto en tanto, acompañando a su novia a hacer las compras y a comer algo en los alrededores de la cárcel. Star dice que si él sale un día de prisión, sus padres le ofrecieron que viva en su casa. “En el sótano hay lugar”, le explicaron. “Y si no, pueden construir una casita en el fondo del jardín”.

Star se transformó de ambientalista y mansonista. Y hoy, es la primera en afirmar que toda la gente que murió estaba bien muerta y que Manson no es tan culpable como quedará en la historia. Por si fuera poco, Charlie quiere reclamarle ahora al gobierno 50 millones de dólares. “Yo no mandé matar a nadie”, dice en la nota. “Yo no era el líder de nada”. Dice que quiere salir de la celda y llevar una vejez normal. Casado, enamorado y viviendo en la casita de sus suegros. ¿No le cree, no es cierto? Yo tampoco.