TABU DE MIGUEL GOMES

Por Javier Porta Fouz. A más de un año de su estreno mundial en febrero de 2012 en el Festival de Berlín, llega Tabú de Miguel Gomes a los cines argentinos (a pocos cines argentinos). Se estrena el mismo día que Iron Man 3, otra película excelente pero que sale en cientos de pantallas. Las dos películas demuestran la variedad de caminos que tiene el cine de elevarse hacia la grandeza. Sobre Iron Man 3 ya escribí acá. Y sobre Tabú ya escribí para Hipercrítico desde Berlín el año pasado. Pero digamos algunas otras cosas sobre esta película múltiple, proteica, multiplicadora.

1. Es una película portuguesa. El cine portugués es un cine muy particular. Los que andamos por los festivales de cine sabemos que es uno de los pocos cines nacionales que producen una extraña proporción de cine inusual, estimulante. El cine portugués ofrece poco y nada de esos remedos seudo televisivos que proliferan en diversas cinematografías periféricas cuando se quiere “ganar al público”. El cine portugués es extrañamente aristocrático, orgullosamente selectivo. Pero volvamos a Tabú.

2. Luego de un prólogo que adelanta la segunda parte, el pasado, Tabú se instala en la Lisboa actual, y las palabras que dicen los personajes tienen el sabor sonoro del cine de João César Monteiro, el gran cineasta mefistofélico (ver La comedia de Dios y Las bodas de Dios, al menos) de Portugal. Las líneas de diálogo flotan musicalmente, con dicción clara, sólida, con esa combinación de fraseo novelesco del siglo XIX (bah, como lo imagina el cine) y el sarcasmo que horada cualquier posibilidad de envaramiento. La dimensión de comedia en Tabú (y lo era en Monteiro y en muchos de los grandes comediantes) es un asunto serio, que muestra chispazos de rebeldía anárquica entre la resignación civilizada. En la primera parte de Tabú, en la Lisboa actual, estamos expectantes ante la aventura que se aproxima, ante la llegada de las pasiones. Y así se nos comienza a relatar una gran historia: un amor como no hay otro igual aunque, sí, se haya contado infinidad de veces.

3. En esa segunda parte, muda entre comillas, entre paréntesis, entre nieves del tiempo (todo es blanco y negro o mejor, plateado) y entre nubes dibujadas, la voz en off de Gian Luca Ventura (sí, claro, el apellido) nos comienza a contar, entre referencias a la RKO, una historia en África, en tiempos de la colonia. Ella, la chica, es Aurora (Ana Moreira, hermosa), tal vez otra de las referencias a los albores del cine, del cine sonoro: el monte Tabú y Tabú la película indispensable de Murnau y Flaherty.

4. Pero Tabú de Gomes es más ambiciosa que la mera cinefilia dirigida a un solo lugar, y abre el arco: Historias extraordinarias de Mariano Llinás es una influencia. Los relatos que se bifurcan, la música, las mascotas queribles y salvajes (en la nacional un león, aquí un cocodrilo), el espíritu caballeresco, la idea de lo indómito escondido en territorios que todavía ofrecen misterios.

5. Un cineasta grande puede potenciarse, multiplicarse, con la música: hay muchos momentos musicales en Tabú, sobre todo en el pasado, y este es uno que habrá de perdurar.

6. Tabú es una película que será vista por mucha menos gente que Iron Man 3, recomendar Tabú es obviamente un acto de menor alcance, pero para todos aquellos que miran el cine con amplitud les recomiendo que las junten y hagan un programa doble. Ambas son, a su modo, películas de fantasmas, de dobles, desdobladas, pero no estiremos más esto que ustedes tienen que ir al cine.