SOLO AMIGOS Y GOON

Por Javier Porta Fouz. Después de anunciarse y atrasarse algunas veces y algunos meses, se estrenó finalmente el 30 de octubre What If, aquí titulada Sólo amigos?, comedia romántica protagonizada por Daniel Radcliffe y Zoe Kazan sobre la que escribí acá.

 

Por supuesto, poca -poquísima- gente fue a ver la película. Es decir: fracasó a lo bestia y ya no está en cartel. Una lástima, porque es muy buena y sobre todo porque marca y reafirma una tendencia: se estrenarán cada vez menos de estas comedias. La película, más allá de sus méritos, tiene cualidad particular, algo que la distingue, una seña: es una película de esas que nos hacen buscar qué otras hizo el director. Y Michael Dowse tenía varias películas previas. La anterior a Sólo amigos? es Goon. Vamos a Goon, otra película particular, otra película no estrenada en Argentina.

Goon: con guión de Jay Baruchel y Evan Goldberg. Baruchel: comediante con decenas de películas, para que lo ubiquen: es el amigo de Seth Rogen en Este es el fin. Goldberg: quien hizo junto a Seth Rogen el guión de Superbad y los guiones y la dirección de Este es el fin y la inminente The Interview. Goon es una película de estructura extraña, apenas tiene introducción. Doug Glatt es un empleado de seguridad, un poco matón, un poco obligado por las circunstancias pero de gran corazón, y con gran consciencia de ser estúpido. Esa aceptación, en una cena con sus padres y su hermano, es una evidencia crucial del gran acierto del extraño tono de la película: crudeza emocional + comicidad bruta + sinceridad extrema. Los personajes hablan y se hablan sin vueltas: Goon es una comedia deportiva más -parcialmente- una comedia romántica más una película de superación del héroe que maneja todos diálogos con un estilo directo, sin recovecos ni gran metaforización. A jugar / a hacer esto / a hacer lo otro / soy esto.

Uno de los grandes aciertos de la película es obviamente la solidez en la construcción del protagonista: una construcción que es tan clara desde afuera y desde el propio personaje que hasta podríamos negar esa idea de “superación”. El héroe no debe cambiar o esforzarse en demasía, apenas debe acomodarse un poco: es así, poco aprende, poco podría: sabe que no está capacitado para aprender demasiado. Doug Glatt sabe también que no tiene nada, hasta que por una pelea en la que se luce es convocado a jugar al hockey. Al hockey sobre hielo, y así pasará del pueblo de Orangetown en el estado de Nueva York a la liga semi profesional canadiense. Este hockey se presenta aquí como un deporte que tiene institucionalizado -y como parte fundamental del espectáculo- el cagarse a trompadas. La película explota esa violencia con una fruición constante, incluso hasta cuando muestra el dolor y la destrucción o la autodestrucción. Goon hace comedia con violencia deportiva y nunca pierde la noción del juego. Un juego brutal, sangriento, incluso desesperante, pero un juego al fin.

Goon se apoya en buena medida en la capacidad de Seann William Scott para apagar por completo su mirada, y para cerrar el gesto hasta dar una imagen de poca actividad cerebral, cercana a nula. Seann William Scott, es decir, Stifler de American Pie, un actor que claramente no tiene una enorme variedad de papeles posibles en su menú, pero tiene algo único cuando interpreta a estos personajes con anteojeras mentales muy estrechas. Scott dota a la película de una electricidad y una energía particulares. Pero la película es más que un actor: de hecho está Liev Schrieber (Ross Rhea), un actor de extraordinario carisma que ha tenido una carrera inferior a la que merecía. Pero Goon es más que los actores, y más que la necesidad de meter chistes sexuales-violentos-deportivos (esos chistes básicos sobre la motivación en el deporte llevados a su forma más básica, desnuda, sonrojante). Goon es una película que parece moverse con comodidad para describir un ambiente entre monstruoso y decadente. Hay una cercanía notable, una forma muy directa de mostrar estas vidas, estos lugares: Halifax, Quebec, Newfoundland. No hay la menor intención de meter un solo plano turístico, de hecho más bien todo lo contrario: según los encuadres de la película no hay belleza alguna en estas ciudades, o más bien no le importa exhibirla. La mayor belleza, por cómo es Goon en términos de encuadres y montaje, está en esa cancha: ahí la película se deslumbra con esos golpes, con esas caídas luego de un topetazo o con alguien que arrasa a otro con el brazo extendido. Hay algo muy disfrutable en la velocidad, en la crudeza, en la cercanía, en el uso de la música menor al del promedio de las películas deportivas o comedias deportivas de “superación”. Hay un genuino cariño por lo descerebrado y por lo brutal que puede ser este deporte. Hubo críticas que se centraron en quejarse por cómo Goon presentaba al hockey, o a este hockey. En fin, poco entiendo de hockey pero esta película está basada en un caso real de uno de esos jugadores-pegadores como Doug Glatt o Ross Rhea (se ve en los créditos del final). De todos modos, poco importa si el hockey sobre hielo en Canadá es o no es así. Importa que Goon y What If son comedias de un director capacitado para la comedia y para mirarla y hacerla desde ángulos distintos.