huevos en el mundial

Por Cicco. En tiempos de mundial, la palabrita se repitió hasta el cansancio. La ponderaron una y otra vez los periodistas para calificar la garra de la selección. Para mostrar lo que “esos héroes” habían dejado en la cancha. No había reportero que tras mencionar a Mascherano no colocara, antes o después, la famosa palabra. Y como podrá imaginar por el título –siempre un paso por delante, qué pillín es usted eh- estamos hablando del huevo. El lugar donde la tetosterona, a diferencia del resto del torrente sanguíneo, se multiplica por 500. La pucha.

Pero, claro, un huevo produce no sólo espermatozoides y jugadores todo terreno. También tiene, tome nota: fructosa,vitamina C, calcio, cloro, magnesio, vitamina B 12, fósforo, potasio, zinc, enzimas y proteínas. Todo lo que su cuerpo y su futuro hijo necesita. Aún así, le recomendamos: no se lo trague. Conserve su hombría.

Así que vamos a hablar de huevos. Vamos a hablar seriamente de ese par de carozos que se bambolean allá abajo. Tanta cháchara y metáfora huevil mundialista, hace que uno se vea en la necesidad de ponerlos sobre la mesa. Y, en fin, estudiarlos.

Si usted tuviera un testículo en la mano –primero debería sacarlo de la bolsa, claro-, lo vería color blanco tirando azul. Y si anda cargadito de sangre, lo verá más de la gama del rojo. La ciencia indica que un huevo puede tener hasta 8 cm de longitud y cuatro de ancho –un huevo, digamos, importante, firme y varonil-. Pero aún así, tienen diferentes tamaños –en la misma bolsa, hablamos- y eso se debe, de acuerdo a los especialistas, entre otras cosas, a que se mantiene el esperma en diferentes temperaturas - los huevos atemperan el esperma entre 3 y 5 grados menos que el resto del cuerpo-, y es que, así tienen más onda Picasso.

Ahora que ya descubrimos su fisonomía, puede devolver el huevo a su lugar. Continuemos.

En cada eyaculación –sea uno, no Mascherano- produce 100 millones de espermatozides. Si encontrara cada uno su óvulo, a un solo hombre le bastarían 70 días para concebir a la población de todo el planeta.

Ante una amenaza de pelotazo, rodillazo en puerta, o manotón de ratero con poca vista, y todo esto acrecentado por la ausencia de huesos y músculos que lo protejan, todo huevo se frunce, por más camiseta de la selección que usted lleve encima. Y sí: el huevo es símbolo de hombría pero tiene más receptores de dolor que el resto del cuerpo. Uno pone huevo, pero si se lo aplastan, está en problemas. El cerebro del hombre ante un huevo aplastado puede saltar la térmica y producir un desmayo. Un hombre sin huevo, concluye el cerebro, es mejor ponerlo a dormir. Excepto que se transforme en cantante de ópera, la naturaleza no espera nada de usted.

Hay buenas noticias. Los varones que eyaculan más de 4 veces al mes, tienen espermatozoides en mejor forma que el resto de los mortales que no tiene tanta suerte. Y si el espermatozoide es afortunado –le pone, a su vez, más huevo-, puede llegar a vivir hasta cinco días en el cuerpo de una mujer –tres, en promedio-.

Curiosidades para la sobremesa: ¿sabía que usar laptop sobre el regazo perjudica la producción de semen? El wifi y el huevo no pegan onda. Curiosidad number 2: Para que los anticuerpos no eliminen al esperma –pues sólo llevan mitad del código genético y son vistos como intrusos por el propio cuerpo-, el cuerpo diseña unas células especializadas que protegen el esperma de los ataques.

Uno analizará a partir de ahora, tras escuchar el sinfín de elogios mundialistas al órgano en cuestión, a qué cosas realmente les pone huevo en su vida cotidiana, además de a la ensalada de papa. ¿Pone huevo en su trabajo? ¿Pone huevo en su pareja? ¿Verdaderamente,sigue interesado en su carrera como para ponerle huevo? ¿Y sus viejas amistades: les pone huevo para conservarlas? Descubrirá así que, a luz de este mundial y el despliegue testicular sobre el campo de juego, lamentablemente, su vida es un tránsito tibio y desganado de alguien sin huevo. Es curioso: la contracara de aquel que pone huevo, es aquel al que le pesan las bolas. A no confundir los tantos: el que pone huevo, lo usa de fábrica. El que no, lo usa de depósito y fracasa. Encerrados y sin salida, los huevos y todo lo que allí contiene se pudren. Hasta que llega un alemán y te los hace omelette.