la vía láctea

Por Cicco. ¿Precoupado por quién gana las elecciones? ¿Alarmado aún por el cambio climático, la amenaza de tormentas, sequías y el desastre ambiental de escala planetaria? ¿Inquieto por la sensación permanente de inseguridad que transforma cada regreso a salvo a casa en un milagro moderno de ruleta rusa? No se preocupe. No se haga más drama. Un grupo de científicos acaban de confirmar algo que van a poner todas esas inquietudes en su debido lugar.

 

No es que el radicalismo esté muriendo. No es que la abuela esté muriendo. Ni el libro. Ni el rock. Ni el fenómeno de Justin Bieber. No es que el planeta muera. Ni los glaciares mueran. No es que el cidí, el dvd, Hollywood y Cacho Castaña estén con un pie del otro lado. No señor, nada eso tiene gravedad ni importa –excepto claro que usted sea productor de Hollywood o sea Cacho Castaña- . Lo que interesa aquí es que cien científicos de 30 universidades top del mundo, tras estudiar el comportamiento de 200 mil galaxias, llegaron a una determinación que, al menos para mí, me cambió las desdichas diarias por un pátina de: a mi me importa tres rabanitos. Total, señalan los científicos de estas universidades tan grosas, total, dicen ellos, este universo y todo lo que hay en él está muriendo. Así es, mi amigo. Así es, mi amiga. Esta gente descubrió que el total de energía acumulada que hay hoy en día en esas galaxias que –en proporciones y distancias terrestres son como salir de la Boca a Constitución-, es la mitad de la que tenían hace 2.000 millones de años –que es en tiempo aprox donde Cacho Castaña sacó su primer elepé-. Cuando el universo era joven, potente y tenía unas ganas bárbaras de vivir y encontrar otra universa y tener universitos. Un universo vital que se la pasaba concibiendo nuevas constelaciones, cual criatura que desborda de sustancia seminal cósmica como para tirar para el techo, algo que, en términos del universo queda muy arriba.

Seguramente tendría también, para aquel entonces, algo de acné y escucharía una música fatal –no la de Cacho, por supuesto-. Pero lo que es importante es que, para aquel entonces, el universo estaba de diez: feliz y contento, y con la voluntad de hacer de este espacio oscuro y titilante, un lugar mejor donde todas sus criaturas de infinidad de ojos, y brazos y orejas, pudieran vivir mejor y concentrarse en destruir sus hábitats naturales. Un universo coreográfico y danzante donde los planetas giraran embelesados por los soles, y donde los famosos giraran embelesados por Tinelli.

Pero ahora está cansado este universo. Está de capa caída. Y en breve nomás –es decir, unos cuantos millones de años más- caput. El universo cierra la cortina y a otra cosa mariposa. Y nosotros aún preocupados si las elecciones las gana Macri o las gana Scioli. Déjense de hinchar.