planeta tierra

Por Cicco. Supongamos que usted tiene una casa. Una casa bonita y amplia y un corazón. Supongamos que viendo la malaria de su familia, decide invitarlos a quedarse a vivir con usted. Supongamos que, tan bien y cómodos que los tratan, su familia se agranda y un día, se ponen de acuerdo e invitan también a amigos y sus respectivas familias a compartir la dicha de vivir en su hogar. Los amigos y sus familias con el tiempo, hacen lo mismo: se reproducen, e invitan más amigos. Llegado ese momento, con la casa revuelta, el baño tapado, y la heladera vacía, usted toma una decisión: los invita amablemente a que dejen su casa y partan a vivir a otra parte. Pero ¿sabe una cosa? Nadie le da ni cinco de bola.

 

Les pide, encarecidamente: “Bueno, al menos, no se multipliquen tanto”. Y regala, en forma colectiva, distintos modelos de anticonceptivos de toda clase. Pero muchos se los devuelven: les parece que usarlos es aburrido.

De este modo, usted elabora un plan. Un plan un poco cruel, es cierto, pero un plan al fin. Y un plan para ser sólido necesita, primero ser efectivo. Así que se propone eliminarlos de una buena vez. Para eso, dispone de tóxicos y los echa en el agua del tanque y a veces espolvorea las habitaciones con venenos y gases que encuentra a buen precio en el mercado. Y así, uno tras otro, van cayendo, la casa vuelve a recuperar su espacio, la heladera vuelve a llenarse y, al fin, el baño se destapa.

Bueno, este relato es reflejo , en mayor o menor medida, de lo que pretende hacer el planeta con el género humano. Básicamente es: quitárselo de encima. El planeta es sabio, paciente y sutil: elige, para liquidarnos, en lugar de dinosaurios que ocupan mucho espacio y hacen mucho ruido, unos microorganismos letales capaces de hacer expirar a una ciudad entera en cuestión de días. El planeta extraña los arroyitos corriendo puros por sus cauces. Los pajaritos de colores. Las tardes con el sol bañando los bosques con su luz cruzada. Extraña todo eso y nos mira con mala cara. Para el planeta, lo nuestro ya responde a la categoría de plaga. Y cuando hay plaga, uno se dedica sus esfuerzos a controlarla o, si puede, eliminarla por completo.

Y asi es cómo año tras año aparecen nuevas de la gripe, cada vez más fuerte. Y cuando la humanidad se creía a salvo del Hiv y el ébola, le manda un nuevo virus: el zika, transmitido por el enemigo number one de la humanidad: el mosquito.

Y mientras nos ve preocupados y diseñando drogas nuevas para mantener la plaga siempre fuerte, siempre en crecimiento, el planeta diseña, tierra adentro, un universo diminuto y subterráneo al que el mundo llama laboratorio, más y mejores virus. Virus tan letales que con sólo nombrarlos, uno enferma y muere. Y vaya a saber si al fin el mundo se saldrá con la suya. Y nos veremos obligados a viajar a Marte e inflarle paciencia a un nuevo planeta.