SOBRE EL PERIODISMO LUBRICADO QUE SIEMPRE HABLA BIEN DE TODOS
A todo dices que sí...*

Gastón SessaPor: Pablo Llonto. Uno de los lugares comunes a los que solemos ir los periodistas deportivos es a la aceptación. Por desgracia, el buen proyecto de programa que pretende ser Sin Cassette (TyC Sports), ha demostrado que no se ha perdido la penosa costumbre de sobarle el lomo al protagonista como recurso para obtener una nota. Pablo González entrevista a Gastón Sessa y ríe ante cada una de las barbaridades que dice el arquero de Vélez. Las escenas son lastimosas.

Sessa dice,  “pensé que mis piernas le iban a llegar a la cintura, pero Rodrigo es más chico y le pegué en la cabeza”, en un intento por justificar lo que luego llamará “un error”. Al parecer, habla de un error, pero de cálculo.

Y uno se imagina al televidente dudando: ¿no será que la culpa del planchazo en la cara fue de Palacio por ser tan petiso?

Nadie le discute; menos se lo contradice. El periodista pone cara y gestos de "y sí", "por supuesto", "claro".
 
Siga, siga…
 
El supuesto arquero arrepentido cuenta que va tres veces por semana a terapia, que marchó a Tandil para reflexionar y que ni a los violadores ni a los asesinos los han tratado como a él. Pero además se jacta de cuando obtuvo el perdón de la cofradía: "Las críticas ya me habían hecho creer que yo era un mal tipo, así que los junté a todos mis compañeros y les dije: 'Muchachos, estoy muerto, díganme qué es lo que piensan de mí, por favor'. Ellos me respondieron que me quedara tranquilo, que todos juntos lo íbamos a poder revertir, que yo los había salvado un montón de veces..."

¿Queda tan mal decirle al Gato, una vez, “hermanito, aún no te das cuenta de las barbaridades que hiciste"?

Es evidente que padecemos el mal de los amanuenses. Como aquellos copistas, asentimos, palmeamos, avalamos, celebramos.

Por una entrevista, callamos. ¿Quién nos enseñó que las mejores entrevistas son aquellas en las que el periodista y el protagonista reflexionan? ¿Fue entonces que aprendimos?

Sospecho que Pablo González no es el culpable. Al final de cuentas, ha hecho lo que hacen casi todos. Todo guiño. Todo centro.

El estilo "sos un fenómeno"

Maestros en el arte de quedar bien con todos, son muchos de los productores de radio y televisión, a quienes se les exige conseguir la nota “cómo sea”. Y allí van.

Hay que escucharlos. En las oficinas de producción o con tres celulares en la mano, endulzándoles el oído a los jefes de prensa de la derecha o de la izquierda, a la víctima o al victimario. Se los ve en el deporte, se los ve en la política. “Te vi anoche, estuviste bárbaro”, le susurran a Macri, a Patricia Walsh, a Hebe de Bonafini o a la Hiena Barrios, para obtener el favor.

Esa tal vez sea la peor de las tentaciones: “tener la palabra de…”  que pasa a ser más importante que “tener el mejor pensamiento sobre…”

Que lo inaceptable sea admitido como normal, vaya y pase. Es el mal de nuestra sociedad. Allí están los resultados de las elecciones en Capital. Pero que la prensa insista en ser rastrera, ya es mucho.

La liberación de aquel periodismo rezagado llevará más años de los que pensamos. Ya se lo había preguntado Roberto Arlt hace ochenta años: ¿por qué todos los libros tienen que ser buenos?, al hablar de un periodismo lubricado que siempre hablaba bien y bien y bien de los demás.

Seremos eso. Hasta que nosotros, también, nos saquemos el cassette.

* autor, Pablo Milanés

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