CRONICA

Por Pablo Llonto. ¡Qué esfuerzo enorme realizan los trabajadores de Crónica para impedir que la familia Olmos destruya un medio que fue ícono del periodismo argentino, y del periodismo deportivo en particular!

A los 50 años de la fundación del matutino, aquel del slogan “Firme junto al pueblo”, los actuales dueños del ex diario de García no sólo se han dedicado a perseguir trabajadores, destrozar las conquistas sindicales y golpear a la organización sindical sino también a imprimir una línea editorial y gráfica que alejó a Crónica de sus principales virtudes.

Analizar el último suplemento deportivo de Crónica “Abrazo de gol” sin tener en cuenta los hechos aberrantes de las últimas semanas (y silenciados por la gran prensa) cometidos por los hermanos Raúl y Alejandro Olmos, sería como analizar el mal momento de Independiente sin hablar de sus dirigentes.

Pésima impresión, diagramación amontonada, escasas fotografías propias en el diario que tuvo la característica de ser líder en fotografías, y mucho más en fotografías deportivas, y falta de cobertura propia de una serie de partidos y eventos deportivos, no hacen más que añorar los tiempos de un diario con capacidad multiplicadora para estar en casi todas partes y con mirada nacional y popular. La reducción de personal, los enormes recortes a la calidad periodística, la falta de presencia coberturas imprescindibles convierten a Crónica en un diario con muchas ausencias periodísticas, subsanables el día en que se vayan los Olmos.

Pero el Grupo Olmos, que se declama nacional y popular, que se quedó hace algunas semanas con Ámbito Financiero, con los diarios BAE, El Atlántico de Mar del Plata, la revista Democracia y que también se adueñó de una parte del paquete accionario de la productora de televisión Underground, no es ni nacional ni popular, y mucho menos es un grupo periodístico. Como tantos otros, sólo va por la plata y el poder. No es casual que sus negocios iniciales hayan arrancado en el campo de la salud, allí donde ya es toda una antítesis hacer negocios. Los Olmos gerencian la obra social de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y facturan por medio de la prepaga BASA Salud.

La resistencia de quienes trabajan en Crónica, silenciada por la mayoría de colegas, plasmada en denuncias en el Ministerio de Trabajo, en acciones judiciales, tratando de que los empresarios aflojen con la represión, es eje de esta columna porque al periodismo deportivo y al periodismo en general le hace mucho daño que los Olmos anden matoneando (presencia de patovicas en la redacción de Crónica para intimidar a los compañeros en lucha).

Así se lo hicieron saber hace poco a la presidenta en una carta abierta que servirá de último párrafo a esta columna:

Queremos dejarle en claro que de ninguna manera Crónica es una empresa que defienda a los trabajadores. Todo lo contrario.Cuando Olmos impide el ingreso a los delegados gremiales y trabajadores, incluidos en una lista negra, a la nueva redacción, NO DEFIENDE LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES.Cuando Olmos presiona para que cambien a una nueva razón social, Aconcagua S.A., a los trabajadores de BAE, Crónica, Democracia y Diario Show para imponer la “convergencia de redacciones”, eufemismo para encubrir un plan de flexibilidad laboral, polivalencia y multitarea, NO DEFIENDE LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES. Cuando Olmos en persona, arma una “asamblea” para obligar a los trabajadores a que voten una comisión interna propatronal, mientras impide el ingreso de los delegados legítimamente votados por sus compañeros, NO DEFIENDE LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES”.