DIEGO LATORRE

Por Pablo Llonto. Bien Sabella con su autocrítica. Poco frecuente en los ambientes futboleros, y mucho menos en los ambientes periodísticos. Tan poco frecuente como los buenos comentarios de Diego Latorre en la transmisión del partido, confirmando en un Mundial aquello que pintaba desde hace tiempo. El ex Boca demuestra que con conocimiento, sobriedad, preocupación por olvidarse de las frases hechas y firmeza para no entrar en las provocaciones payasescas que cada tanto insinúan algunos relatores, se puede lograr respeto, ganas de escucharlo, y entendimiento. Todo lo contrario ocurre en la otra transmisión en directo que tienen los argentinos/as, en la TV por cable.

 

Mientras se nos ensanchan las orejas con los sabihondos cronistas que desde Brasil o la Argentina aciertan con la obviedad (se juega mejor con cuatro defensores que con cinco) la cobertura de los enviados especiales al Mundial 2014 reafirma que la imaginación casi se ha despedido del periodismo deportivo argentino y que estamos a un tris de adivinar cómo se cubrirá el Mundial de Rusia en 2018.

Cuando pensábamos que el tiempo derogaría por insensatas ciertas maneras de cubrir un Mundial (salir desde la calle con notas al público local haciéndose el vivo con el idioma, preguntar cosas como ¿quién querés que gane hoy?, buscar argentinos/as para hacerlos gritar cualquier cosa o agarrar un micrófono para ventilar problemas personales y anécdotas estúpidas de todo periodista viajero), el 2014 trajo la confirmación de la vigencia del Manual de Zonceras.

El Rifle Varela en la puerta del estadio previo a la ceremonia inaugural les hace cantar a un grupo de mexicanos “Las Mañanitas”; ve a un barrendero brasileño en las cercanías y le pregunta si está trabajando, se acerca a un grandote con camiseta brasileña, gorro brasileño y le consulta hincha de que selección es, se acercan unos hinchas argentinos al micrófono y les pregunta si vinieron a ver a la Argentina. Horacio Pagani se cruza en la transmisión de TyC Sports con Gonzalo Bonadeo el viernes 13 a la noche y se queja de que estuvo una hora y cuarenta minutos aguardando la conexión y que “ahora no puedo ir a cenar porque cerraron los restaurantes” y al día siguiente se tiene que levantar a las 6.30 para tomar el avión. Cuestiones trascendentes para el público nacional.

Quien deberá mejorar y mucho es Alina Moine la periodista de la TV Pública y Fox asediada por la tentación tinellesca de creer que bello es sinónimo de lujoso y despreocupada por sumar un poco más de información y data de aquello que está sucediendo en todo Brasil y no sólo en los sitios de prensa.

Para marcar diferencias, ahí están los chicos y chicas del colectivo La poderosa con la revista La garganta, realizando coberturas por internet, desde las favelas brasileñas, y con un enviado popular, el ex campeón del Mundo René Houseman, llamándonos a la sensatez desde el Maracaná: “no reclamemos que haya una goleada en cada partido jugado…”

Que esa, y no otra, es la realidad del seleccionado argentino.