TIENE RAZÓN, PERO MARCHE PRESO
Si se calla el lector…

Lectores en el ClarínPortada ClarínPor: Pablo Llonto. A esta altura no es ningún secreto que a los medios de comunicación les importan tres pomelos las opiniones de sus lectores. Menos las de sus oyentes. Nada las de sus televidentes. Siéntese usted frente al diario que lee y mire cuánto espacio le dedican a las cartas de lectores. ¿Cuántos segundos tiene un oyente para expresarse en una AM? ¿treinta? Y, alguna vez, ¿vio un correo de televidentes en los canales? Le recomendamos la minúscula sección “El juicio final” de la página 2 del matutino más vendido y luego hablamos.

¿Para que me preguntan?

Seguidas con esmero, las expresiones más frecuentes de los lectores consultados en “juicio final” van por un costado que aterra a muchos de nuestros hipercríticos.

“Para que le dan tanto espacio a…”, “¿no les parece exagerado media página a….?”

En las últimas semanas pudimos advertir cóleras como éstas:

“No me gustó: ‘Boca se despertó y al final goleó”, Ocupa casi la mitad de la primera plana. Qué medida extraña de lo importante, ¿no?”. La lectora Laura Yasan se refería a la tapa de Clarín del viernes 7 de marzo. Demasiado espacio para un simple triunfo de Boca.

“No me gustó: ‘La cara de Boca’ Me pareció exagerado el espacio. Con los problemas de Boca ¿tres páginas para Riquelme no es demasiado?” El lector Carlos Alberto Andreucci, tal vez por hincha de River, o por fastidio veraniego, dijo lo suyo.

La prensa mundial está convencida de que una página para lectores o tres/cuatro cartas por día son suficientes para que el populacho diga lo que tiene que decir. Escondidos entre la vegetación de publicidades y malas crónicas, los comentarios de los lectores son palabras al agua. Nadie en Clarín, por ejemplo, se ocupa de llevar un control del Libro de Quejas. Como sucede con los libros de queja vacíos y de adorno que pululan en supermercados, farmacias y estaciones de tren.

El jueves 6 de marzo en la edición de Clarín se llenó una página con un artículo del The New York Times (periodista Paul Vitrello) sobre el período de recesión del golf en los Estados Unidos. Todo un asunto que nos tiene con el alma en la garganta.

¿Qué hubiesen dicho los lectores? ¿ Alguien atiende seriamente los planteos de lectores como Yasan y Andreucci, símbolos de la catarsis debidamente organizada por los editores de Clarín?

La soberbia de los hombres de prensa, el autoritarismo de los productores y dueños de programas y la mala leche de quienes manejan la TV desafían a una de las vías más democráticas que tiene (o debería tener) el periodismo.

Dos años atrás, una experiencia interesante en la revista Un Caño dio como resultado una discusión saludable: “¿Cuántas páginas para el Correo de Lectores?” La respuesta llegó a ser ocho, diez, todo lo que aguante. Lanata realizó un experimento similar en los comienzos de Veintitrés.

Las cartas de La Nación, con sus opiniones en las que abundan expresiones zoológicas, contienen abundante información y denuncia.

Otros medios, apenas eligen, censuran y recortan. Así impiden, por ejemplo, que no exista sección de lectores por sección. El espacio que otorga Olé es mínimo.

Distinto puede ser el caso de las páginas de Internet. Allí el clamor popular parece el más escuchado. Crueles, y ciertas veces confusos, los mensajes de los lectores actúan como canal de libertad mínimo.

Sería bueno que las radios y los canales estimulasen espacios similares. Recién entonces podríamos decir que en este país se piensa en el derecho a la libre expresión. De todos.

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