NIEMBRO

Por Pablo Llonto. -Es por fecha FIFA-, dice el cronista deportivo de radio Rivadavia a eso de las 7.15 de la mañana del martes 1 de septiembre, mientras comenta la previa del partido Argentina-Bolivia.

 

-Ahh, es fecha en que se fifa-, dice uno de los periodistas “de renombre”, a quien el periodismo deportivo conoció como Mauro Viale.

La gracia es tan poca, que nadie acompaña la abobada acotación de Viale con risas y sólo asoma un ronroneo de compromiso.

El derrumbe del ex relator de partidos acompaña esta semana al otro derrumbado. Viale y Fernando Niembro son la peor representación de una prensa deportiva que tuvo el encandilamiento de las pantallas de TV y que, a la hora de las comprobaciones, del velo corrido, de la única verdad que es la realidad, se vio que aquella generación de periodistas “estrellas” de las transmisiones centrales (Macaya, Niembro, Araujo, Viale) no aportaron más que un timbre de voz que se perderá en los pobres registros de un archivo.

El llamado escándalo Niembro, no es otra cosa que la verificación de una práctica habitual en las huestes del periodismo en general, y el periodismo deportivo en particular: la hipocresía. Para nuestro gremio, nada nuevo bajo el sol ha surgido con el relato de los hechos de enriquecimiento que rodean al caso del comentarista eterno.

Modelo de aquellos que se denominan periodistas independientes, y de aquellos que creen que se es bueno porque se tiene un poco de rating, otro poco de pasajes en avión y una pizca de experiencia, Niembro vio caer su imagen en estos días, tanto como ha caído su concepto de periodista.

En el periodismo abundan las experiencias similares a la de Niembro. Radio Rivadavia, sostenedora de otra gran mentira de nuestro gremio, la archiconocida internacionalmente (alguna vez) Oral Deportiva, fue modelo en esto del periodista comercializador de avisos.

¿Es ello un acto de corrupción?

Las características personales de Niembro, tanto como su ubicación al lado de Macri desde hace unos cuantos años, lo colocan hoy en el centro de la mira de una investigación que quizás no arroje ningún resultado en el campo jurídico penal. Pero que ha desnudado, una vez más, la triste observación de una forma de entender el periodismo contra la que se combate día a día en muchas de las Facultades de Periodismo de nuestras universidades nacionales.

No todas y todos irán por el mismo camino. Hay quienes harán periodismo a lo Niembro, se convertirán en jefes de prensa o cuasi jefes de prensa de un aparato político de los sectores de derecha o del negocio del fútbol al que sirven, mientras se desviven por contarle a la gente que ellos son “neutrales”. Para ellos/ellas, la neutralidad se llama miles de dólares.

Al menos un favor le hizo Niembro a nuestro periodismo deportivo: una careta más se suma al piso de caretas que otros, intentaremos pisotear.