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Son todos vivos

Carlos BilardoPor: Pablo Llonto. Lista de funcionarios que según la prensa deberían renunciar: Moreno, Albistur, De Vido, Picolotti, Granovsky… ¿Se nos permitirá agregar a Carlos Salvador Bilardo? Resulta que el periodista deportivo (antes entrenador) ha entendido de una peculiar manera la función de secretario de Deportes de la provincia de Buenos Aires: continúa trabajando como periodista del monopólico grupo TyC Sports-TyC-Fox y coleccionando sellos en su pasaporte mientras viaja a Suiza y Kuala Lumpur como jugoso miembro de la Comisión Técnica de la FIFA.

Otro protegido

El diario Perfil y los colegas de Perfil.com han sugerido que este personaje, a quien bautizan polifuncional, debería cumplir con la Ley de Ministerios y entonces, o se dedica a la función pública o se marcha a su casa.

Pero, ¿y los demás?

La aceptación de estos episodios de viveza criolla resulta curiosa. ¿Estaremos tan ocupados con las 300 millas de Japón y el Abierto de China que nada de lo que sucede frente a nuestras narices nos preocupa?

Lo domesticaron al rebelde Castrilli, lo domesticaron a Bilardo y mientras todo ello ocurre, la domesticada prensa de la pasión popular mira para otro lado.

De a rato nos preguntamos: Cuando un medio publica una investigación o formula una denuncia sólida, ¿es por celos profesionales que nadie reproduce el tema convirtiendo así al periodismo en los famosos tábanos de Botana?

Perduran en el recuerdo y en el presente los gritos de algunos jefes de sección que, enloquecidos por las primicias de otros colegas, lanzaban la consigna de envidia: “no, no pongás nada, si ya salió en…” Y así, los lectores, se jodían. O se joden.

También puede ocurrir aquello que en estas columnas dijimos sobre Elizondo. Otra regla no escrita: “Cuidar al personaje”.

El nombre de Bilardo, vinculado por iniciativa propia a ciertas trampas e intrigas, no debería gozar de los favoritismos que atormentan a los cronistas cuidadosos de no dañar la agenda. “Si le pego a Bilardo, jamás habrá nota”. Ser periodista deportivo, además, resulta un agravante para el ex DT.

Resulte la envidia o la mesura, sepamos que nacemos al periodismo para indagar, cuestionar, reprobar. Para adulones están los de la prensa conservadora y sumisa que han poblado las Academias.

Todo ello ocurre mientras una señora grita sus anhelos de poseer un “observatorio de medios” y los de la cornetita roja le responden con lenguaje de víctimas. Entre ambos, inician a dúo el Gran Debate sobre “la libertad de prensa”.

Y que tal si se preguntan: ¿de qué prensa están hablando?

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