angelici clarin arruabarrena

Por Pablo Llonto. De algo estamos seguros: el menos culpable del despido del Vasco Arruabarrena es el Vasco Arruabarrena.

 

Pero el destino de un entrenador en el fútbol argentino parece inevitable. O lo echa el periodismo mediante la absurda presión de exigir que gane siempre (el 15 de febrero una tapa de Clarín, apenas iniciado el torneo, decía “Boca quedó al borde del nocaut”, después de perder con los tucumanos) o lo expulsa la incapacidad del dirigente del club, acosado por el periodismo y por los hinchas a quienes previamente brindó combustible el periodismo, que hace saltar el fusible DT aunque lleve cinco minutos en el cargo.

Lo más triste de todo es que casi no existen periodistas que defiendan los trabajos, la estabilidad, los laburos a largo plazo, la seriedad, la palabra empeñada, y hasta los falsos elogios que apenas tres meses atrás todos derramaban sobre la joven piel de Arruabarrena.

“El hincha, el hincha”, dirán los más justificadores. “Es el hincha el que pide cabezas”.

“Esto es Boca, esto es Boca”, dirán otros, poniendo así la daga sobre el cuello al próximo entrenador que tendrá cantado su futuro: la gloria o Devoto para los entrenadores un día se resolverá en cuestión de horas.

Angelici ha demostrado su poder en diversos aspectos en estos tiempos, entre otras la de operar influyendo sobre los jueces en los pasillos de Comodoro Py como ha denunciado hasta su propia “socia política” Carrió. Pero en materia de dirección de club, su tremenda ansiedad por ganar una Copa que le asegure un mandato tranquilo lo llevó por el camino del desatino. Como siempre decimos ¿Para cuándo las investigaciones de cuánto le sale a cada club el despido de un cuerpo técnico en materias de indemnizaciones y juicios?

¿Y el Vasco? “A veces se gana, a veces se pierde, a veces se empata”. La taciturna respuesta de Arruabarrena brindada durante la conferencia de prensa post derrota de Boca frente a Racing anticipaba el fastidio del entrenador. Y marcaba una vez más que la paciencia de los entrenadores del siglo XXI es eterna frente a ciertas preguntas de los periodistas. Preguntas que provienen del siglo XX y quizás algunas hasta del siglo XIX. Verlo la otra noche, semiderrumbado y sin fuerza para retrucarle a algunos periodistas ““pero vos, ¿querés que me vaya? ¿ni siquiera los contratos laborales te importan?”, daba lástima ajena.

Pero este es otro tema. La lucha por modificar las conferencias de prensa recién empieza. Han cumplido una etapa muy linda en el periodismo (agradecemos de corazón tantos momentos gratos) pero ya nada es más previsible y aburrido que una conferencia cuando las preguntas envejecen, mueren, resucitan, envejecen y mueren.

Un día los jugadores y entrenadores deberían responder “Sí” y “No” simplemente. Y no sólo ahorraríamos mucho tiempo y energía (fundamental para estos tiempos de tarifazos eléctricos) sino también nuestros cerebros explorarían otros caminos rumbo a los interrogatorios más sabrosos, más inteligentes o simplemente colmados en simpatías.

No es que los periodistas deportivos no sepan preguntar, ocurre que en general el periodismo ha perdido – si alguna vez la tuvo – la sapiencia para formular una pregunta o la otra sapiencia: la de no preguntar nada, cuando no ha pasado nada.

EL mismo tono enojado que usan los deportivos ( al Vasco después de un 0-1 en contra se le preguntó si estaba preocupado por la derrota) es el que usan unos cuantos periodistas políticos, de espectáculos, de chimentos, de Economía y muchos más que se creen que la prensa es la dueña de la vida de todos los demás fulanos del mundo.

En el fútbol, ese tono enojado, despoja al periodista de conocimientos y lo coloca en papel de verdugo rutinario. Verdugo con piloto automático. Algo así como llegar a la casa, mirarse al espejo y decir, bueno, hice la pregunta correcta, le pregunté si pensaba renunciar, y así me dio el título para mañana.

Un día la tortilla debería invertirse. Los conferencistas deberían tener el primer micrófono y preguntarles a los periodistas: ¿Usted no está preocupado porque sus notas no han servido para cambiar nada en la vida? ¿usted no está cansado de consultar chismes de alcoba y divorcios y no debería preocuparse por estudiar un poco más cómo funcionan las cosas en el mundo?

En breve se inicia el ciclo lectivo en todas las facultades de Periodismo y Comunicación del país, y títulos al margen (defendemos la idea de que cualquiera puede ser comunicador, cualquiera puede ser periodista) la mejor recomendación para los docentes es enseñar a que los futuros periodistas además de instruirse leyendo más, aprendan a dejar de lado las preguntas golpistas que culminan en un entrenador y un cuerpo en la calle. Sea en Boca o en el club más pequeño del mundo.