ANGELICI - FUTBOL - TV Y DINERO

Por Pablo Llonto. El derrumbe de la Argentina desde el 10 de diciembre de 2015 y la mano en el bolsillo a millones de trabajadores por parte del actual gobierno, consumará en los próximos días un nuevo capítulo si el macrismo y sus amigos los empresarios logran que la AFA ponga fin al derecho de gozar de televisaciones gratuitas de los partidos de fútbol.

 

Un coro de periodistas deportivos alienta el retroceso más grande en materia de acceso a la comunicación. Son todos aquellos que bajo el argumento de “el estado no puede poner plata en el fútbol” pretenden que millones de argentinos aporten a la riqueza de las grandes cadenas de TV nacionales e internacionales. Es decir, que la plata del pueblo vaya a las cuentas bancarias de FOX, IMG (agencia de marketing deportivo), Turner o Artear (Grupo Clarín) o quizás a alguno de los paraísos fiscales donde (al menos la última de las empresas mencionadas) guardan sus evasores dólares.

El presidente de Boca, y operador de Macri sobre la justicia según lo denunció penalmente la diputada Carrió, dijo hace unas horas en Estudio Fútbol que "Quizás haya que hacer un estudio serio sobre a cuántas personas hay que subvencionar y el resto lo tendrá que pagar como en cualquier parte del mundo. Creo que esta es una oportunidad para hacerle un planteo al gobierno para rescindir el contrato y que la AFA se quede con los derechos y sepa cuánto vale el producto a través de una licitación".

Más suelto de lengua se animó a confesar, sin que ninguno de los entrevistadores le cuestionara su propia responsabilidad: "Muchos clubes han firmado contratos que no se pueden pagar, y están complicados económicamente. A algunos clubes les ayudaría ser sociedades anónimas, algo que informalmente ya existen".

Desde esta columna se advirtió durante años que la culpa del mal manejo de los dineros del estado que iban a los clubes era de dirigentes como Grondona, Angelici, y todos los miembros de la conducción de AFA que inventaron, toleraron y consintieron el despilfarro en nombre del fútbol marketinero y profesional. Un ejemplo, Boca, con sus contratos supermillonarios y su método de asociar socios que excedían la cantidad de entradas que puede vender.

El silencio de la mayoría del periodismo deportivo que exige y exige “refuerzos” y contrataciones de estrellas, “renovaciones de plantel” y despidos de entrenadores a las 4 o 5 fechas de iniciado un torneo, construyeron una mentalidad de hinchas a quienes les encanta que se gaste el dinero, al ritmo de los vicios de una prensa comercial. Es el mismo silencio que se nota en los grandes medios que frenan las investigaciones profundas: aquellos que no arremeten contra las offshore y los paraísos fiscales en el mundo del fútbol. Otro confeso, Jorge Fontevecchia, escribiendo en Perfil.com tres días atrás que los medios protegen a los medios, es una sencilla manera de encontrarle explicación a todo lo que nos pasa: “Por ejemplo, en Argentina no se difundió la lista de los empresarios que aparecían en los Panamá Papers, pero en México sí, y entre ellos surgieron los nombres del CEO de Televisa, la principal empresa de medios de ese país; el de su competidora, TV Azteca; el de la empresa de medios de Angel Remigio González González, dueña en Argentina de Canal 9 y un grupo de radios que incluye Continental, además de muchas otras empresas que no son de medios. En la Argentina no se difundió la lista de las empresas o directivos de empresas que aparecen mencionados en los Panamá Papers –como, además de en México, sí hicieron los periodistas en Brasil, Chile y Colombia, sólo por citar algunos vecinos– probablemente porque los periodistas locales que participaron del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) deberían haber comenzado por los propios medios en los que trabajan, que tienen sociedades offshore, igual que Editorial Perfil aunque no en Panamá”.

No estamos en la Argentina de los mocasines blancos. Aquellos que cosecharon fortunas en el fútbol gracias a las licitaciones privadas colmadas de corruptelas en la FIFA y en la CONMEBOL, son ahora los que quieren calzarse los inmaculados zapatitos y destruir los derechos de quienes menos tienen.

Sacarles la careta es nuestra obligación, frente a las miles de bocas cerradas.