GABRIEL ROLÓN Y EL LANZAMIENTO DE TERAPIA (ÚNICA SESIÓN)
 “He peleado mucho por poder hacer lo que quiero”

Gabriel RolónPor: Sebastián Di Domenica. Logró llevar con éxito el psicoanálisis a los medios de comunicación. El año pasado convirtió en best seller un libro sobre sus vivencias en el consultorio; “Historias de Diván”. En el 2008 llega a América con su programa Terapia (única sesión), un envío de entrevistas con su estilo y su impronta. El gran público lo conoce como el Licenciado Gabriel Rolón. El psicólogo de la tele que se hizo conocido al lado de grandes figuras. La historia de este profesional se remonta a una calle de tierra y una casilla de madera en la que nació. En la juventud desarrolló una carrera como músico, que le sirvió para pagar sus estudios universitarios. En la actualidad declara haber logrado hacer lo que quiere y lo que le gusta. A continuación habla de la psicología en la televisión, de las enseñanzas que obtuvo de Dolina, Vernaci, Pettinato y Andino, de las diferentes etapas de su vida, del psicoanálisis como acto de amor y de su nuevo programa: “intentará ser una opción diferente y en el cual el principal interés es el respeto por el entrevistado y por el público.”

1-¿Cómo va a ser el programa Terapia (única sesión)? ¿En qué se diferencia una entrevista realizada por un periodista y una entrevista realizada por un psicólogo?

Terapia” va a ser básicamente un programa que intentará ser una opción diferente y en el cual el principal interés es el respeto por el entrevistado y por el público. La gente de escenografía, de gráfica, de producción ha trabajado mucho y muy bien para dar una estética diferente. Ahora me toca a mí ver si puedo generar ese marco de contención y comodidad en el invitado para que nos muestre los costados más íntimos de su vida. No va a ser un programa que buscará encontrar confesiones amarillas. Nada que ver con eso. En cuanto a la diferencia con una entrevista realizada por un periodista, creo que pasa por el hecho de que yo no tengo la habilidad ni el interés como para acorralar al entrevistado y hacer una nota incisiva. Pero creo que mi profesión me ha dado un gran entrenamiento en la escucha y la paciencia. No le temo al silencio. Y no tengo direcciones previas hacia las que quiero guiar al entrevistado, prefiero ver hacia donde me guía él.

2-¿Qué le aporta un psicoanalista a la gente desde la televisión?

Espero poder aportar una estética diferente. Una manera de acercarlos a una persona famosa desde otro lugar. Más allá de las cuestiones escenográficas que simularán un consultorio analítico, hay una manera de preguntar y de escuchar que son diferentes. Esto puede generar que el invitado se sienta cómodo y con ganas de hablar. Si es así, la gente seguramente encontrará a la persona detrás del personaje.

3-¿Cuáles son las claves para hablar de psicología en la televisión sin caer en excesos y hacerlo entretenido?

En televisión hay que saber que el tiempo no es el mismo tiempo que utilizamos los profesionales para reflexionar y transmitir una idea. Hay que evitar los términos teóricos porque no estamos en el aula Magna de la facultad. Estamos entrando en la casa de gente que no tiene por qué saber lo que es el Complejo de Edipo. Por eso hay que traducir y, obviamente, traicionar en algo, la teoría estrictamente hablando. A veces hay pocos segundos para redondear una idea muy compleja. Ese es el desafío. Y no hay que confundir la televisión con el consultorio o con una clase. Es diferente y por ende también el psicólogo debe plantarse de un lugar distinto.

4-Sos psicólogo, músico, escritor, conductor de radio y tele, ¿En qué papel te sentís más cómodo y cuál disfrutas más?

Soy un hombre que peleó mucho por poder hacer lo que quiere y le gusta. Nací en una calle de tierra en una casilla de madera de la matanza. Con dos viejos maravillosos que se rompieron el alma para que yo pudiera crecer y estudiar. Y aprendí esa manera de caminar la vida. Me gusta la música, pero estudié y soy profesor de música y guitarra y trabajé armonía y composición con el maestro Virtú Maragno, el último de los grandes maestros que nos quedaban de la gran camada. La psicología la cursé sin dar nunca ni un solo examen mal en toda mi carrera. Estudiaba en el colectivo, en los lugares nocturnos a los que iba a cantar para pagarme los estudios. En radio me formé junto a Alejandro Dolina y Elízabeth Vernaci y en TV trabajé con Pettinato y Andino, entre muchos otros. Es decir que en cada cosa que me gustó traté de estudiar mucho y rodearme de los mejores. Tal vez no se note, pero es así. Y ojalá esto me sirva a la hora de conducir “Terapia…” Me siento cómodo en todos los roles, porque a todos los amo. Seguramente y de todas maneras tendré que elegir porque aunque quiera vivir todas las vidas estoy condenado a vivir sólo una. Y a esto sumale la escritura que me resultó algo conmovedor y maravilloso y, seguramente, es una de las prioridades de mi vida hoy por hoy.

5-Luego de acompañar durante años a grandes de la radio y de la tele, te lanzás con un programa de tele tuyo, ¿Qué pensás tomar de cada uno de esos grandes y qué enseñanzas te han dejado?

De Guillermo Andino, por ejemplo, aprendí el respeto por los que trabajan conmigo. Jamás voy a creerme nadie especial por ser el conductor. Cada uno de los que trabajan en un proyecto son profesionales respetables que se esfuerzan mucho y de los que depende tanto como de mí el resultado final. El asistente, el microfonista, el Director, el productor. Todos merecen su lugar de importancia. Dolina me enseñó la que creo que es la mayor de las verdades. Si un artista no puede ser coherente en lo que hace y lo que siente, lo mejor es no hacerlo. Yo prefiero hacer un hecho artístico que me enorgullezca de un punto de rating y no un éxito basado en que he cedido todas mis convicciones. Cada vez que se plantea algo para el programa pienso en esto. Si no lo respeto, si no lo siento, si no me parece cuidado, no lo hagamos. No me muero por hacer aquello que no me gusta. Si no puedo realizar con respeto y orgullo lo que deseo mejor me quedo en mi casa. La Negra me enseñó que “el aire” es sagrado. Que la prioridad es el respeto por el oyente y que se puede crear un sentido inteligente en medio de lo que parece un caos. Petty, bueno, es un creativo permanente y, aunque parezca un gran improvisador recuerdo una de sus frases: No hay mejor improvisación que el estudio.

6-Vos decís que el psicoanálisis es un acto de amor, ¿el periodismo puede llegar a ser también un acto de amor, o qué tanto amor le puede imprimir un psicoanalista a un programa periodístico?

El psicoanálisis es un acto de amor a la verdad que recorre al sujeto. En ese sentido, yo quiero saber todo aquello que el entrevistado me quiera contar, todas las verdades que desee mostrarme. El periodismo no me parece que tenga un compromiso con la verdad, sino con la información. Y a veces en esa vorágine informativa, se maneja con supuestos, deducciones, mucha utilización de los tiempos potenciales y una gran cuota de opinión. No es mejor ni peor, es diferente.

7-¿Cómo se transforma el psicoanálisis en la era de la autoayuda? ¿Tu libro y tu labor en los medios tiene algo de ambos?

No. No creo en la autoayuda. Nada puede reemplazar la relación terapéutica. No hay libro ni consejo que reemplace el trabajo que se realiza dentro del consultorio. El psicoanálisis se mantiene como un estandarte de lucha en medio del aluvión de consejeros que llenan el mercado. Yo soy un analista en el consultorio e intento ser respetuoso y responder las consultas del público desde mi pensamiento psicoanalítico pero sin hacer práctica clínica del psicoanálisis en los medios. Porque respeto al psicoanálisis. Y también respeto a los medios.

{moscomment}