VAN MORRISON Y SU "ASTRAL WEEKS"
Una vuelta del destino

Van MorrisonPor: Alejandro Lingenti. A cuarenta años de su sorprendente aparición -Van Morrison tenía por entonces 23 años y hasta ese momento había exhibido su extraordinaria voz en Theme y en un primer disco apenas correcto, "Blowin' Your Mind!" (1967), pero no había desarrollado su veta compositiva con tanta genialidad -, hay una nueva versión de "Astral Weeks", sin dudas uno de los mejores discos de la historia del pop.

Lo grabó el cantante irlandés en vivo en el Hollywood Bowl, con la voz más ajada (ahora tiene 63 años) pero una intensidad similar a la del original. Elaborado con una paleta muy colorida -folk, blues, jazz, música clásica- y apoyado en ensoñadores arreglos instrumentales, "Astral Weeks" -el disco que el cineasta alemán Wim Wenders, un melómano de fuste, calificó como su favorito de todos los tiempos- no ha envejecido ni siquiera un poco. Es un clásico indiscutido que tuvo una continuación sublime en "Moondance" (1970), la otra obra maestra de la carrera del León de Belfast. Cuando Morrison entró a estudios para grabar "Astral Weeks" empezaban a aparecer oscuros nubarrones en el cielo plagado de esperanzas revolucionarias de los 60. En ese deprimente contexto el joven irlandés alumbró un disco que años más tarde él definiría como "una ópera rock que se adelantó a su tiempo y no fue comprendida inicialmente como tal". Todos los temas del álbum remiten a la infancia y la adolescencia de Morrison en Belfast, con un tono que oscila entre la añoranza por un pasado lleno de aspiraciones y promesas y la decepción por un presente menos venturoso que el que aquel joven soñaba. Ese matiz oscuro, el barroquismo instrumental que gobierna el disco y la duración de varios de los temas (entre 7 y 9 minutos), no ayudó a las ventas. "Astral Weeks" vendió el año de su lanzamiento 15.000 copias, una cifra modesta para la época, y despertó entre los ejecutivos de la Warner -se trataba del primer trabajo de Morrison para el sello- serias dudas sobre la conveniencia de haber otorgado libertad absoluta al joven artista.

Morrison, cuya carrera estaría signada por su tensas relaciones con las discográficas -acaba de mudarse a EMI luego de acusar a Universal de "abuso"-, llegó a grabar en 1967 un tema que sería cara B de un single -se llamaba "The Sky is a Full of Pipers" y poco se supo de él una vez terminado-, pero el problema fue, sencillamente, que Warner no pudo encontrar en "Astral Weeks" un candidato potable para el lado A. Ahora, cuatro décadas más tarde, la versión en vivo de "Astral Weeks" -que acaba de aperecer en Argentina- amenaza con transformarse -lo certifican las cifras iniciales dadas a conocer por su actual compañía- en el disco más exitoso de su larga trayectoria. Una vuelta del destino que no ha modificado el tradicional veneno de Morrison, destilado una vez más en una entrevista reciente publicada por el Village Voice: "me importa poco lo que venda, sólo me importa la música. El resto es pura mierda. El tipo de mierda que la fama atrae es muy oscura. Muy oscura".

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