L FREUD

Por Juan Terranova. Lunes. El 19 de junio de 1914 se cumplieron cien años de la muerte del Doctor José María Ramos Mejía. Mañana voy a un congreso de psiquiatría al Sheraton y lo voy a reivindicar. Ahora leo un fragmento de La neurosis de los hombres célebres en la historia argentina: “Estudiando con atención la Historia Argentina, nuestro espíritu se ha familiarizado más con ésta idea que tiene algo de paradoja y mucho de verdad, porque allí hemos encontrado también organizaciones privilegiadas sufriendo esas perturbaciones inconcebibles del espíritu. Semejantes dislocamientos, profundos, incurables, aparecen en algunos con todo su horrible aspecto y vienen como amarrados a la cuna, absorbidos en la leche materna; parece que al nacer trageran un pedazo del alma del padre o de la madre, como fundido en su cabeza con todas sus sombras y su colorido enfermizo; es que no han podido eludir el peso abrumador de este misterio inexcrutable que llamamos herencia patológica. Otros sólo presentan matices más o menos fuertes y oscuros, y sólo expiando los momentos en que se producen sus exaltaciones supremas, buscando atentamente en todos los actos de su vida pública y privada, interrogando al organismo físico en sus interminables manifestaciones, pueden descubrirse estas modalidades patológicas tan dignas de estudio.”

 

Lunes, más tarde. Trato de escuchar Olivier Messiaen y fallo. Entonces escucho a Paul Hindemith, las Ludus Tonalis, una fugas y obras breves para piano.

Martes. Leo una carta de Víctor Shklovski a su nieto, traducida por Natalia Litvinova. Le habla de árboles y del clima, y de la fugacidad de la vida. Es muy sensible y cariñoso. Y en un momento Shklovski escribe: “Entre las nuevas casas lejanas se yergue la aldea. Es necesario aprender a leerse a uno mismo como se leen las palabras en un libro. Y sin nosotros vivirá el mundo.”

Miércoles. Encontré una foto de Lucian Freud en la que está con un halcón. La puse en Facebook. De fondo se ve un cuadro colgado en la pared, un bastidor, un lienzo más con un retrato. Lucian es muy joven en esa foto. Se lo ve más astuto que el halcón, con más energía contenida. Podría llorar o desafiar, o las dos cosas. Está muy bello.

Miércoles, más tarde. Por Mercado Libre compré Astrología y fascismo en la obra de Roberto Arlt de José Amícola. Lo empecé a leer y me decepcioné. Parece un manual. Despliega las ideas y el estilo de un manual. Aparte borra muchas de la ambigüedades de Arlt. Supongo que como es de 1975, Amícola todavía cree que el totalitarismo de izquierda era “bueno” o al menos “diferente” del totalitarismo de derecha. Esperaba más. (Quizás cuando llegue al peronismo mejore.) Después leo a Hamsun, un libro muy tardío que me pasó Mavrakis. Es mucho, mucho mejor, más vital, más claro en estilo y en intenciones. Leo, y aunque estoy cansado, sigo leyendo.

Jueves. Me acosté un poco borracho. Soñé que un chico muy chico, rubio, me sacaba, desde atrás, mi viejo mp3 de la mochila en una calle de Palermo y yo me daba cuenta y lo corría y lo agarraba y le ponía la cabeza abajo de pie derecho y le decía “si lo volvés a hacer que no te agarren.” Cuando levantaba el pie me daba cuenta de que el chico tenía un solo ojo en el centro de la cara y lloraba. Me daban ganas de abrazarlo pero enseguida se iba corriendo.

Jueves, más tarde. Ignacio Irulegui escribió en Twitter: “El fascismo es atractivo, entonces, en virtud de su potencia estética. La estética no es sino una manifestación sensual del poder.”

Viernes. Macke pasa por casa con su hijo de un año y trae mi nuevo libro. Trabajamos mucho para que salga. Es el primero de la colección que dirige y estamos los dos muy contentos. Cuando se va y me quedo solo con el libro me doy cuenta de que lo fui soñando por etapas.

Viernes, más tarde. Robles escribe en un texto que preparamos en conjunto: “Si supiera cómo ganar guita no me dedicaría a escribir.” La palabra “guita” ahí, puesta así, entre la resignación y la violencia, me sobresalta.