se muerde

Por Juan Terranova. Domingo.Vi Inception y Edge of tomorrow. Un experimento con el tiempo y un experimento con los sueños. Ambas son muy virtuosas. Pero creo que Inception lo es incluso un poco más. Edge of tomorrow parece El día de la marmota meets La guerra de los mundos. Pero también cuenta la historia sutil de cómo un publicista se transforma en un soldado. La leyenda dice que una vez dos jóvenes guionistas se acercaron en la puerta de un restaurante de Los Ángeles, interceptaron a un ya curtido John Ford y le dijeron, entusiasmados, que habían conseguido un millón de dólares para filmar un guión que habían escrito. Ford les preguntó cómo era la historia. Uno de los guionistas dijo que se trataba de un sueño dentro de un sueño. Ford se quedó en silencio y los guionistas les preguntaron qué pensaba. Ford, serio, les respondió: “Que acaban de perder un millón de dólares.” La acción, las persecuciones y los tiroteos están puestas en Inception porque su guionista, estoy seguro, conocía esta anécdota. La idea del subconsciente militarizado para proteger a un magnate, por otra parte, ¿no merecía ser argentina?

 

Lunes. Flavio Lo Presti estuvo parando en casa el fin de semana. Hablamos de muchas cosas. Es un conversador inteligente con un poder digresivo que entusiasma. Su relación con Córdoba es conflictiva porque intenta salvarla y ella, desde luego, se resiste.

Martes. Necesitaba un libro y lo hice fotocopiar. Fue algo raro, una situación sacada del final del siglo XX. La mujer que hizo la copia me obligó a quedarme en la librería como escarmiento por algo, supongo, una forma de tortura por hacerla trabajar y por empujarla a esa práctica anacrónica. ¿Quién fotocopia un libro entero hoy? Las copias anilladas me costaron ciento cincuenta y cinco pesos.

Miércoles. “Sincerity is technique” dijo Auden. También sabía que para escribir bien convenía saber cocinar y tener huerto. Lo del huerto me parece excesivo. Escucho la Sequenza IX para clarinete solo de Luciano Berio. Que Berio se haya ganado la vida acompañando cantantes líricas en su juventud, con Roma como escenario, me sume en una melancolía muy puntual. Lo imagino caminado por esas calles de miles de años pensando en que sobre el final de la tarde, después de tanto Verdi y tanta cantatrice, va a poder sentarse a escribir lo suyo. La imagen me emociona.

Miércoles, más tarde. Encuentro un retrato de Carlos II, titulado Retrato de gentilhombre. Autor anónimo, fechado a principios del siglo XVIII. Donación Jean Neger, 1950, ubicado en el MNBA Neuquén. Pasé muchas horas leyendo sobre los Austrias sin saber por qué, sobre todo examinando a este sensible deforme, el último antes de que llegaran los Borbones y se quedaran para siempre. Al lado suyo El último de los mohicanos era como un campamento de fin de semana. Salud, Carlos. Algo de lo tuyo vive en todos nosotros que escribimos en la lengua de Castilla.

Jueves. Acabo de ver Whiplash. Una mierda. Antes vi Birdman que me gustó en su elaboración sensiblera del narcisismo. Y de hecho la banda de sonido de Birdman con esa batería seca y fragmentaria me resultó mucho más genuina y una apuesta más precisa y convocante que los standards arreglados para big band, música para viejos que leen La Nación en papel. Después entendí que Whiplash era una película sobre el Conicet. Y Birdman es sobre el teatro y el arte del teatro. Uno con Shakespeare, el otro sin Shakespeare. La diferencia es enorme. Un abismo. El salto del cero al uno.

Viernes. Mejor que Brecht: “Vaya usted, Castelli, y espero que no incurrirá en la misma debilidad que nuestro general; si todavía no cumpliese la orden, irá Larrea, y por último iré yo mismo si fuese necesario.”

Viernes, más tarde. Un antiguo dibujo medieval: “A beaver sacrifices its testicles to escape the hunter.” Del Tractatus de Herbis, 1440. Más que un castor parece un caballo o un burro. No llego a entender qué dice la inscripción en latín. Aunque la primera palabra parece ser "caftoscum." Después leo una nota que dice que encontraron el ataúd de Cervantes. Escucho un trío de cuerdas de Rudolf Escher. Y enseguida a Antonio Sánchez, el baterista mexicano que hizo la excelente música de Birdman.