PANTALLA

Por Juan Terranova. Lunes. Compré por Mercado Libre Historia completa de las Islas Malvinas de José Luis Muñoz Azpiri. Son tres tomos y cada uno trae ocho diapositivas. “La eterna variedad de mi impaciencia” decía Wilcock.

 

Martes. Infobae publicó una lista de los cien argentinos más honestos. Una larga lista hecha con nombres de periodistas y personajes de la historia. Una lista vulgar, sin dudas. Y desde luego no es una lista científica producto de una encuesta, aunque se la quiere hacer pasar por eso. De hecho, no podría serlo ya que “la honestidad” es muy difícil o casi imposible de medir. “Cuáles son los 100 líderes más honestos para los argentinos.” Bueno, se trata apenas de “una percepción.” Estos nombres numerados, en realidad, reflejan algo que está más allá de ellos mismos. Habría que leerla como una metáfora, como un síntoma, como una árida obra literaria. Canal dice que es “es un poema sobre la debilidad mental de la clase media argentina.” Ejemplos: Nelson Castro aparece mejor ranqueado que Gandhi. Luego la seguidilla “Hermes Binner, Susana Giménez, Soledad Pastorutti” es bastante impresionante. Nada significa nada. De acuerdo. Pero la mejor forma de leer esa lista opaca es irónica. Una lectura irónica. Diría más: la única forma seria de leer esa lista es con ironía. La seriedad irónica. Al invertirla se puede ver como un síntoma. De hecho, si es imposible de hacer, imaginar al ser cotidiano que la pensó, e imaginar cómo reacciona y en qué cree es más fácil. Evidentemente, su idea de honestidad aparece ligada a la muerte y a la fama.

Martes. En 1839, Henri Lehmann mostró por primera vez un retrato de Franz Liszt, que me resulta muy contemporáneo. La expresión, la postura, inclusos los rasgos y el pelo de Liszt son dignos del siglo XXI. Luego, una sonda de la NASA llegó a Plutón. Pero al final, todos vamos hacia Plutón. Algunos con más ansiedad que otros.

Miércoles. El hombres es el animal que juzga.

Jueves. Sigo leyendo Persecución de las musas menores. Encuentro un poema titulado Contemplación. Es horriblemente clásico y adusto, incluso marmóreo, pero al final aparece el “favor violento.” Termina así: “Y en el ardor futuro ya presiento, la eternidad igual de mi deseo;/ he de volver hacia el favor violento/ de este labio que miro y no poseo.” Cristino me pregunta si realmente me gusta. (El realmente me parece clave.) Cristino es demasiado romántico y se toma en serio la poesía. ¡Justo la poesía! Lo exaspera la rima porque no se da cuenta que el poema tiene más de setenta años y lo lee buscando la experiencia directa, la conmoción de sus sentidos en el presente. Dios cuide a los lectores así. Aunque ¿no somos todos ese lector? (En otra cosa que sigo pensando en el sobre de Lovecraft. Qué carta terrible, nunca enviada.)

Jueves, más tarde. Escucho el Trino del diablo de Giuseppe Tartini para violín y orquesta. Parece que en la Universidad de Padua, donde estudió leyes, Tartini se hizo buen esgrimista.

Viernes. En la web, encuentro una reproducción de El taller del pintor de Ángel della Valle. En 1892 pintó La vuelta del malón que está hoy en el MNBA. Y en 1900, retrató su taller y agregó ese otro cuadro dentro del cuadro. Es un gesto melancólico. El artista recordando la que fue quizás su mejor obra en una obra que a mi juicio la supera. Murió tres años después. En un sitio de subastas se dice que El taller del pintor se subastó en diciembre de 2013. Después, leo una entrevista a Enrique Symms donde se señala que está viejo. Vuelve a hacer sus trucos de siempre y los sigue haciendo bien. Un hombre sin modulaciones podríamos decir. Pero su única melodía sigue siendo atractiva sobre determinadas armonías. La entrevista termina con esta frase: “Einstein se murió y le abrieron el seso y adentro había porquería y se lo comieron los gusanos. ¿Y? ¿Quién era este? Nadie. Un pedazo de poronga podrida.” Barroco y elocuente.

Sábado. Caminar sobre el agua es un milagro. Caminar sobre tierra firme también.