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Por Juan Terranova. Sábado. Abajo de La Ballena Azul, en el CCK, reivindiqué los totalitarismos del siglo XX para pensar la política del siglo XXI. ¿Por qué? Porque el único límite posible a la tecnología no lo pone el sexo, el cuerpo, la piel o la muerte, lo pone la política. Y la política pensada más allá de las praxis liberales que siempre son mentirosas y parciales. Gaby Larralde dedujo, a partir de un ejemplo que di, que hablaba de cogerse cabras. Me liquidó sin piedad. ¿El CCK? Quedar preso del peronismo wagneriano. Bueno, hay cosas mucho peores. Intentando justificarme leo el principio de Reglas para el Parque Humano: “Los libros, dijo una vez el poeta Jean Paul, son voluminosas cartas a los amigos.” Y enseguida la primera línea de Wikipedia sobre Peter Sloterdijk: “Formado en la órbita de los seguidores de la Escuela de Frankfurt, pronto se dio cuenta de que las obras de Adorno y otros no salían de lo que denominó ciencia melancólica.”

 

Lunes. Miro Alien una vez más. ¿Una adaptación de Le voyage dans la lune de Georges Méliès? 1902. Le voyage dans la lune. 1969. El hombre en la luna. 1979. Alien, el octavo pasajero. Quizás Alien sea una película sobre un grupo de célibes moralistas del futuro acosados por su propia libido hecha monstruo. El androide da la clave: el alien no está trabado por la culpa. El futuro es un futuro moral de tecnologías opacas y pringosas. Y atrás de todo está “la empresa”, la que dice siempre lo que hay que hacer, siempre. Lo recuerda el capitán Dallas. Bien, no hay mucha novedad. Al capitalismo le conviene la insatisfacción. Luego, leyendo los diarios me enteré que hay una Plaza Vietnam en Saavedra.

Martes. Lo peor, siempre, es tener sueño. O estar enfermo.

Martes, más tarde. Titular Crónica: “Un ladrón entre rejas, pero de la casa que quería robar.” Epígrafe de la foto: “Pasó toda la noche atrapado en la ventana hasta que lo encontró la empleada cuando llegó a trabajar.” La foto no tiene desperdicio. Sigue: “ATRAPADO. Tenía antecedentes y terminaba de cumplir otra condena. ATRAPADO.”

Y la nota dice: “El insólito hecho ocurrió en Santiago del Estero. Juan Carlos O. decidió irrumpir en una casa y no tuvo mejor idea que hacerlo por una pequeña abertura que tenía la reja que cubría una de las ventanas. Al parecer, lo hizo convencido de que podría deslizarse fácilmente, sin embargo cuando introdujo su cuerpo hasta la altura del pecho quedó atascado. En su desesperación por salir "Pumpunchino", apodo con el que se lo conoce, se lastimó con uno de los hierros a la altura del tórax y quedó inmovilizado. Terminó internado en grave estado e incomunicado en el hospital zonal de Frías. El delincuente de 43 años había terminado de cumplir hacía poco una condena por robos en el Penal de Varones de Santiago del Estero.” La historia ya es clásica. Entra a robar y se queda atrapado. El detalle de la rejas le da una variación que hace que sea todavía un poco más irónica. La foto que acompaña la nota me conmueve. Uno se puede identificar muy fácil y por muchos motivos con Pumpunchino, el atorado.

Miércoles. Nietzsche contra Sainte-Beuve: “Nada viril en él; lleno de una rabia pequeña contra todos los espíritus viriles. Vaga de un lado para otro, sutil, curioso, aburrido, sorprendiendo secretos ajenos, -en el fondo una hembra, con un ansia femenina de venganza y una sensualidad de hembra. Como psicólogo, un genio de la médisance[maledicencia]; inagotablemente rico en medios para ello; nadie entiende mejor que él de mezclar veneno en la alabanza. (...) Bastante poeta y semihembra para sentir todavía lo grande como poder; constantemente retorcido, como aquel famoso gusano, porque se siente constantemente pisado.” A Mavrakis le llama la atención y le causa gracia lo de “semi-hembra.” Supongo que hoy eso cambio y los críticos merecemos ser considerados sin tanta duda, sin tanta desconfianza emocional.

Miércoles, más tarde. Yo: “Buena prosa la del prusiano loco ese.” Mavrakis: “Voy a llamar semihembra a cualquiera pronto.” Yo: “Hay mucho en ese fragmento para robar y autoflagelarse en la anagnórisis.” Si Pumpunchino hubiera sido un poco más semi-hembra quizás habría logrado escapar. Cuidado.

Jueves. En la segunda clase que di en Filosofía y Letras, en el seminario de extensión sobre Literatura Argentina del siglo XXI, pensé en voz alta si importa o no importa que Félix Bruzzone. En el ensayo que le dedico en Los gauchos irónicos, digo que no, tajante. Ahora dudo. Intento escuchar obras para piano de Saint-Saëns. Lo hago sin mucho provecho.

Viernes. Leer cansado es hacer otra lectura.