ilustración terra 27 02 16

Por Juan Terranova. Lunes. Me cabe la del suicida calmado que dice “amigos, todo bien, que triunfe el amor” y se tira. Le creo. Otro truco del suicida: nunca podés ser su amigo. El siempre te gana, te sorprende, te deja atrás. En Internet encuentro una foto de un cartel profesional. Dice así: “Dr. Alberto Criado. Psiquiatra. Especialidad ciencias ocultas. (Se arreglan motosierras.)” De la psiquiatría a la parapsicología y de ahí a la violencia productiva o el terror del cine. ¿El reflujo de la ciencia? Es coherente. Me inquieta mucho que el tipo se llame “Criado.”

 

Martes. Termino de leer, muy entusiasmado, 1982, días difíciles en las Malvinas de John Fowler. ¿El kelper sensible? Fowler cuenta cómo se vivió la guerra desde el punto de vista de los que vivían en la isla. La prosa del libro es honesta y directa y está muy bien escrito. Pero ya sabemos que la honestidad es una técnica. Me dieron ganas de hablar con Fowler. En el museo, un visitante me dijo que él es el que se ocupa del Falklands Museum en las islas. Sería entonces un diálogo de museo argentino a museo insular. Pero no se puede hacer por Skype. Tengo que ir hasta allá.

Miércoles. Descargué El gaucho de Hugo Pratt y Milo Manara. Los parlamentos son largos (por momentos me hace acordar a algunos momentos no del todo lúcidos de mis novelas, o sea me recuerda a mis errores), pero la acción y los personajes seducen al lector. En el secundario se podrían enseñar las invasiones inglesas con ese material, aunque tendría que ser por abajo de la mesa, porque todo lo que toca la pedagogía escolar, lo seca y destruye, incluso los cuerpos que ofrece Manara.

Miércoles más tarde. Insisto con una sonata para piano y viola de Brahms, pero sin éxito. Demasiado romántica, demasiado plana. Hay otros antes en la lista.

Miércoles, a la noche. Hubo un momento en que empecé a anotar, aparte de mis lecturas, mis humildes aunque honestas exploraciones musicales. Casi nunca pongo lo que no me gusta, que es un gesto del escuchador de música erudita, de tradición escrita. Con toda la música de siglos a su disposición, con tantas versiones de tanta música, parece tonto o de malo señalar lo que no funciona para uno. Pero al mismo tiempo ese es el momento crítico válido. Si tuviera que decir algo que no me gusta eso es el concierto número uno para piano de Tchaikovsky. Y poco de Tchaikovsky me convence. Casi nada.

Jueves. En cuarto año del secundario tuve una profesora de física que se parecía mucho a Margaret Thatcher. Me acuerdo que era fría y enseñaba sin marcas disciplinarias, concentrada en el pizarrón. Todo en ella era frío. Intimidaba mucho. No me acuerdo el nombre. Una vez en el gabinete de física encontró a alguien pasándose un papel, le pidió que se lo entregara y sin decir más lo guardó en su cartera y siguió dando la clase. El acto me generó una duda que hoy se mantiene. ¿Lo iba a leer? ¿Lo leyó? ¿qué decía? Me acuerdo que nos enseñó la idea de vacío con una jeringa. “¿Qué hay acá? Si creo vacío, ¿qué hay acá? Nada. No hay nada.” Cuando rendí el último examen la mujer me dijo que tenía que pensar en seguir estudiando ciencias porque tenía facilidad. Ojalá esté muerta.

Jueves, más tarde. Veo un video en la web titulado: “Sorry, we can't ban everything that offends you.” Esa frase ya vale bastante. En el video aparece una tal Julie Bindel: “We are in danger of making censorship the standard response to anything that offends.” Hoy se nota mucho, vía web, que al mundo civilizado le gusta prohibir. Y también queda claro que la afirmación de una identidad siempre se da en desprecio de otra. Más tarde, le mando a Robles fotos del Providence de H.P. Lovecraft. Las casas de Rhode Island son hermosas, está la biblioteca donde leía a Poe, los parques y las calles por donde caminaba. Le digo: “Una exquisita mezcla de esperanza general y desolación interna.”

Viernes. Hace una semana Murió Umberto Eco. No sé si puedo escribir algo interesante o inteligente sobre él. Era un italiano renacentistas, como se dijo mucho. Un piamontés ilustrado, un hijo digno. Siempre fui su lector. Se lo va a extrañar. Que Di0s lo cuide.