BURÓCRATAS CON PAJARITOS AZULES
Manual de tuitética pública

tapa revista BarcelonaPor: Adriana Amado. Ahora que entró en el libro Guiness el primer tuit, comprobamos que el sistema que le hace perder el sueño al más plantado, nació para transmitir pequeñas cosas (el primer mensaje decía una nada: “configurando mi Twitter”). Sin embargo cuatro años después de la primera intrascendencia, el espacio del microblogging se ha convertido en la escena favorita de los políticos y funcionarios, que se desviven por tirar micro ideas para hacer la micro revolución. Para colmo, los diarios, el espejo que más les gusta al pavorrealismo argentino de la política, ahora abrieron secciones para transcribir las trivialidades,  a las que pretenden dar alguna importancia con la simple operación de ponerlas entre comillas.

Lo peor es que han alentado entre los desesperados por el protagonismo público, la nefasta idea de disparar tuiteos como pochoclos que desbordan incandescentes de las sartenes del poder. Burócratas con pajaritos azules en la cabeza, que creen en el Twitter más que en el manual de ética pública y que sueñan con una carrera que avance a 140 caracteres por minuto. En un servicio a la comunidad, adaptamos un test para que los tuiteros del poder puedan diagnosticar su obsesión por los trinos. Ud. es un digno representante de la burocracia tuitera si:

1-Está más concentrado en sumar seguidores en Twitter que en juntar afiliados para las próximas internas abiertas.

2-Le preocupa más que colapse Twitter que los paros del transporte.

3-Recuerda en todos los lados que lo sigan en Twitter, porque es ahí donde atiende más horas por día.

4-Le angustia más que no retuiteen sus mensajes que si lo bardea Moyano en público o lo recriminan los del FMI.

5-Todo el tiempo pregunta a sus colaboradores si les gustó lo que escribió en Twitter.

6-En los últimos meses le dedicó más personal y tiempo a Twitter que a preparar el presupuesto 2011.

7-Dejó de seguir las notas de prensa que lo mencionan, para dedicarse controlar, cada dos minutos, en que tuit aparece su nombre.

8-Obliga a sus colaboradores a sacar una cuenta en Twitter y a seguirlo. Y a expresarle su obsecuencia con por lo menos un tuit diario.

9-Convence a sus superiores de que saquen una dirección de Twitter para que ud. pueda seguirlos. Y expresarle su obsecuencia con más de un tuit diario.

10-Manda mails y mensajes de texto pidiendo que lean lo que acaba de tuitear.

11-Hizo agregar en el sello y las tarjetas oficiales la dirección de Twitter.

12-Quiere aprovechar la coincidencia de colores entre el logo de Twitter y la bandera nacional para relanzar una nueva versión del logo del Bicentenario.

Si  tiene menos de tres respuestas (o ni siquiera entiende de qué estamos hablando), tome recaudos: se trata de un funcionario condenado al ostracismo del memorando oficial. Le recomendamos que se ponga las pilas y contrate algún tuiteador bien entrenado en una oscura oficina ministerial. De 3 a 6 respuestas, la burocracia tuitera lo tiene en observación para decidir si junta tuits suficientes formar parte de los equipos del 2011. Si cumple con la mayoría de los mandamientos tuiteros, ¡felicitaciones!, Ud. es un digno funcionario para estar en la lista de la arroba. Si así no lo hiciera, que Twitter y la Patria os lo demanden.

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