OPINAR SOBRE LOS MEDIOS/
Visitadores medi(áti)cos

EN LA TELE/Por: Adriana Amado. Últimamente en la tele se da mucho el especialista en comunicación. Aunque la mayoría no podría acreditar ningún certificado de estudio en el asunto, no tienen ningún empacho en opinar. A esta altura, nadie confundiría un médico con un visitador médico: la prescripción del primero responde al juramento hipocrático y a años de estudios, y la del segundo, al mandato del laboratorio que lo pone en la calle a repetir las propiedades que aprendió de los folletitos de los remedios. Sin embargo, sí se confunde el que sabe con el que sale a opinar sobre los medios, sus efectos nocivos o la monopolización del mercado sin más antecedentes que una fotocopia incompleta de “Para leer el pato Donald”.  Estos últimos vendrían a ser los visitadores médicos de la comunicación: algo así como los APM (Agentes de Propaganda Mediática) que salen por ahí a repetir zonceras. Total, en los programas de la tele en los que se desempeñan, en las entrevistas que les hacen, nadie sabe más que lo que el panfleto les instruyó.

Estos agitadores de fantasmas mediáticos no solo no conocen una línea de teoría sino que ignoran sistemáticamente  cuál es el consumo de medios hoy en Argentina. Porque hasta el más cerrado podrá reconocer que para que los medios ejerzan alguna influencia deben por lo menos ser vistos por aquellas conciencias débiles que se dejarían manipular por la “corpo”, como repiten los APM. Sin embargo, ahí tienen varios estudios recientes, con datos que confirman para nuestro país lo que vienen diciendo las investigaciones en todo el mundo: la mayoría de la gente va dejando de consumir medios. Sí, así como se lee.

Una reciente encuesta de Unicef preguntó  a los jóvenes qué medios usaban para informarse. Internet y la tele fueron los más mencionados, pero aun en esos casos, serían fuente de información para menos de la mitad de los encuestados. Los medios que suelen ser el centro de las obsesiones de los visitadores mediáticos, ni cuentan en menciones: el 3,6% para la radio y menos del 1% para diarios y revistas. La encuesta también pone en números algo que los académicos vienen diciendo hace años, esto es, que no alcanza con estar conectado a un medio para que se use como formador de opinión: ocho de cada diez chicos dicen tener computadora y conexión, pero solo la mitad las usan para informarse. Este simple dato refuta una falacia repetida por los APM que creen que por el hecho de tener cable la gente automáticamente queda presa de las señales de noticias.

Un estudio de Ipsos Mora y Araujo sobre interés en la política, realizado a mediados de año en los principales conglomerados urbanos, muestra que tampoco hay mucho interés en los adultos por la información, y menos de política.  La mitad que reconoce informarse sobre el tema diariamente lo hace por televisión. Y  ya sabemos que ahí no hay mucha cosa. Solo dos de cada diez leen los diarios todos los días y algunos más se informan por radio. Ergo, deberían dejar de preocuparse tanto por las tapas de los diarios porque para tener algún efecto deberían, por lo menos, encontrar alguien que las lea más allá de los programas de radio, que tampoco parecen tener ascendente.

Claro, dirán los APM, que siempre tienen algún argumento tirado de los panfletos, es que la batalla cultural está siendo ganada y la gente le dio la espalda a las corporaciones mediáticas. Pero errarán otra vez, porque los datos de campo vuelven a desmentir semejantes aserciones. Una reciente investigación de la consultora CIO indagó la opinión de los que sí consumen medios, es decir, el selectísimo grupo de los informados. El estudio además contrastó las respuestas del grupo de elite y con las de opinión pública de Capital y Gran Buenos Aires. Ambos coinciden en que lejos están los medios de comunicación de haber perdido reputación: siguen siendo las instituciones más confiables, solo superadas por las Ong’s. Los partidos políticos y los sindicatos, por el contrario, son las menos dignas de confianza. Ambos grupos también coinciden en su opinión favorable sobre las medidas gubernamentales del Fútbol para todos, la televisión digital, las señales estatales en la grilla. Incluso no les preocupa  el uso indiscriminado de la cadena nacional. Pero siete de cada diez entrevistados no está de acuerdo en el uso de propagandístico de esos canales, es decir, rechazan unánimemente programas al estilo “678”.

Debe de ser por eso que la “batalla cultural contra los medios hegemónicos” no parece haber cantado victoria, por lo menos en el ámbito metropolitano. Dice el informe de CIO que “El conflicto Clarín Gobierno  ha  incidido, en mayor medida, entre las audiencias más instruidas. No parece tallar  hasta ahora en la confianza depositada por el gran público (consumidor de información)”.  De hecho, los medios del grupo están siempre entre las primeras menciones.  Y para desilusión de los que dicen “vamos ganando”, de entre los catorces referentes  mediáticos más confiables (esto es, aquellos que en la encuesta registraban valores positivos superiores al 50%), seis pertenecen al grupo Clarín  y dos más, Lanata y La Nación, se encuentran entre los más vilipendiados por los APM.  Agrega el informe que “Ninguno de los seis restantes, con excepción de Victor Hugo Morales, integran claramente alguna línea de adhesión oficial." Eso sí, entró en el ránking Beto Casella, pero detrás de Marcelo Bonelli. Un logro indiscutible de la batalla cultural.
 
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