VERDADES INCÓMODAS Y DATOS INQUIETANTES
Cómo detectar una operación de prensa y no confundirla con una mentira

Romina PicolottiHilda de DuhaldePor: Luis Majul. El sábado, en el medio de la entrevista, le pregunté a Jorge Lanata si las denuncias contra Romina Picolotti eran una operación de prensa o eran la pura verdad. “Las dos cosas”, me respondió. Ambos concluimos que la obligación de un periodista independiente es chequear la información, y después publicarla. Y hacerlo aún cuando favorezca a los protagonistas de la operación y perjudique a las supuestas víctimas.

Carpetazos

Las denuncias contra la secretaria de Medio Ambiente habían sido prolijamente distribuidas en carpetas por empleados resentidos que fueron apartados de su cargo. Funcionarios amigos de Julio De Vido y enemigos de Alberto Fernández se encargaron de que muchos periodistas la tuvieran en sus manos. Claudio Savoia, de Clarín, fue el primero que la publicó, y lo hizo, obviamente, con el conocimiento de los dueños del diario, con los que el Gobierno mantiene una relación de amor-odio.

Todo el mundo sabe en este medio que De Vido, seriamente herido por el escándalo Skanska -sobre cuya difusión culpa al jefe de Gabinete-, devuelve los golpes con tanta fuerza como puede. En este sentido, la bolsa en el baño de Felisa Miceli también puede ser interpretada como una operación de prensa contra una ministra que responde a Fernández.

Operaciones verdaderas

¿Todas las operaciones de prensa son mentiras?

No. Es más, la mayoría esconden una verdad incómoda.

Pero la envergadura de la operación no sólo depende de la certeza de la información, sino también de la capacidad para difundirla y amplificarla. Es decir: de cómo, dónde, de qué manera se presenta, y de la repercusión que puede llegar a tener.

Para que se entienda bien:

-Lo de la bolsa en el baño de la ministra “explotó” cuando la denuncia tomó estado judicial.  Durante dos semanas era presentada sólo como una información periodística obtenida por Perfil, y ninguneada por la mayoría de los medios.

-Skanska se transformó en un escándalo de marca mayor, cuando, más allá del expediente, Clarín lo puso en la portada con bombos y platillos, e inauguró así la certeza de que el Gobierno perdió la virginidad en materia de corrupción (Ver nota anterior El Clarín estridente sonó)

-Más a menos lo mismo pasó con el caso Picolotti cuando irrumpió en la portada de Clarín, el domingo pasado. La diferencia es que todavía la causa no tiene un status jurídico de magnitud.

Pero no sólo las denuncias. También la instalación de determinadas ideas pueden constituir una operación de prensa que no contenga mentiras, pero que coloque escenarios inquietantes.

Un solo ejemplo bastará para entender.

En La Nación de ayer, hay una interesante nota a Hilda Chiche Duhalde. La senadora le dice a Cristina de todo, menos bonita. Cuando uno termina de leer el reportaje, se queda masticando las siguientes ideas:

-Cristina es frívola y no la quieren mostrar porque tienen miedo de que diga cualquier cosa.
-La esconden detrás de un atril, y jamás responderá preguntas a periodistas.
-Todos sus viajes fueron para hacer compras, con dos o tres reuniones de agenda para aparentar.
-La presentan como el comienzo del cambio pero es más de lo mismo, y peor. Ella participó en los cambios para el Consejo de la Magistratura y la instalación de los Superpoderes.
-Como si esto fuera poco, es una hipócrita, porque insultó a los intendentes del conurbano hasta que se dio cuenta que le aportarían votos. Entonces, los empezó a ver rubios y de ojos celestes.
-El buen funcionamiento del país peligra con su candidatura.

Imaginen este conjunto de ideas en las tapas de los principales diarios del país, en el medio de la crisis energética, las falsas estadísticas de Guillermo Moreno, y la interna salvaje entre De Vido y Fernández. Trasládenlas a los noticieros. Detengan la cámara en programas políticos de peso, como Tres Poderes. ¿No generaría esta multiplicación la idea de que votar a Cristina sería más o menos lo mismo que elegir a Isabel Perón o Fernando de la Rúa?

El sábado, en La Cornisa, Lanata echó más leña al fuego. Opinó que el verdadero problema de Cristina es su carácter. “Te van a acusar de golpista”, apunté. “Si gana y la quieren voltear, seré el primero en defenderla”, aclaró.

A veces la verdad publicada en forma de operación de prensa, repetida, amplificada e instalada ayuda a los chorros, a los mentirosos y a los más malos de todos.

Pero siempre es mejor informar que callar.

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