EDUARDO, HORACIO, FONTEVECCHIA, JOAQUÍN, LANATA, NELSON, GRONDONA Y MÁS
Dicen que somos aburridos

Horacio VerbitskyEduardo van der KooyJorge FontevecchiaJoaquín Morales Solá
Por: Luis Majul. La mayoría de los panoramas políticos son aburridos y previsibles. El férreo control que el kirchnerismo ha ejercido sobre los dueños de los medios y sobre los propios columnistas los hacen todavía menos interesantes. Casi no hay noticia que se publique si el gobierno no lo desea. Y a los periodistas que pretendemos ser críticos se nos niega información, de manera que sólo podemos ser fuertes con la opinión, algo que duele menos que una buena denuncia.

A pesar de todo, si el lector tiene tiempo y voluntad de meterse en la góndola de los panoramas políticos de Clarín, La Nación, Perfil y Página 12, siempre encontrará algo distinto y digno de destacar.

El premio al análisis político de la semana, en el medio del traspaso de mando, es para Eduardo van der Kooy, de Clarín. Formado en la vieja escuela de Joaquín Morales Solá, en la que predomina el lenguaje elíptico destinado a conseguir la lectura de los poderosos, Eduardo logró esta vez obtener del Presidente saliente algo poco habitual: definiciones políticas concretas y novedosas.

Van der Kooy conversó esta semana con Néstor Kirchner y Alberto Fernández en un hotel del centro porteño (que muy probablemente sea el Intercontinental). Puso de manifiesto su actual estado de “comprensión y mansedumbre”. Y destacó que no tenía la corbata desanudada, y hasta el buen humor que mantuvo durante toda la charla.

Allí el Presidente que se va dio respuestas a muchas de los interrogantes que se están haciendo la clase dirigente y los formadores de opinión.

Aclaró la verdadera naturaleza de su sociedad política con Cristina. Explicó que hasta ahora él gobernaba y ella participaba, y mucho, en las principales decisiones, pero desde un segundo plano. E informó que a partir de ahora será al revés, pero en otro contexto. Con una economía en crecimiento, y desde un lugar de relativa comodidad para producir cambios estructurales. Reivindicó su jugada política estratégica de no ir por su propia reelección al tiempo que reconoció que él hubiera ganado con más votos a favor, aunque no le habrían servido de mucho. El ultrapragmático Fernández lo explicó todavía mejor. Dijo que si el candidato hubiese sido Néstor, hoy se estaría hablando de quién lo podría suceder y no de cómo será el gobierno de Cristina.

Entre lo que dijo y lo que calló, Néstor parece tener en claro que su continuidad, la de su familia y la de sus aliados en el poder está sujeta a que a Cristina le vaya bien, y tiene más en claro todavía, que gente como Julio De Vido, Guillermo Moreno y Ricardo Jaime no son irremplazables, y que su continuidad depende más de la relación que construyan con su esposa, que de la protección que él les pueda brindar.

Esta semana, los demás analistas políticos nos dieron más de lo mismo.

Joaquín hizo un repaso ordenado y sin sorpresas de los asuntos políticos de la semana.

Horacio Verbitsky destacó que se presenta el quinto traspaso de mando pacífico desde la restauración democrática de 1983 y que pronto darán  comienzo los últimos juicios públicos por la verdad.

Nelson Castro opinó con su habitual tono de ciudadano políticamente correcto que se indigna con la baja calidad institucional pero no aportó ningún dato nuevo ni una mirada distinta.

Y Jorge Fontevecchia, en su conocido estilo autorreferencial, le envió una carta a Kirchner en la que le agradece por los servicios prestados.

Fuera del espectro de los analistas políticos tradicionales la oferta parece ser más rica, y, sobre todo, menos previsible. Julio Blanck, de Clarín, Alfredo Leuco, de Perfil de los sábados,  Edi Zunino, en Perfil de los domingos, Mario Wainfeld, de Página 12, y Ernesto Tenembaum de Veintitres, por diferentes razones, tienen una mirada un poco más fresca y más desacartonada sobre el poder y la realidad.

Mariano Grondona, desde La Nación,  atrasa por lo menos veinte años. Lo mismo le sucede a Bernando Neustadt, quien ahora se dedica a enviar correos a sus amigos con el mismo tono resentido que lo caracterizó siempre.

Jorge Lanata se detuvo en boxes, después de obtener la pole position con la revelación de la famosa bolsita con dinero que se encontró en el baño de Felisa Miceli. Volverá en marzo de 2008 con su diario Crítica, pero ya se anticipa una pelea de fondo con Horacio, quien el domingo pasado, desde Página, sugirió que detrás del nuevo proyecto podría haber dinero de los hermanos Rodríguez Saá.

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