GOURMAND WORLD COOKBOOK AWARD PARA NARDA LEPES
La cocinera triunfal

Narda LepesPor: Julián Gorodischer. Comer y pasarla bien (el best seller de calidad de la cocinera Narda Llepes) acaba de ser premiado en Francia con el Gourmand World Cookbook Award en el súper específico rubro de “Mejor libro de cocina basado en un programa de televisión”. No es poco el mérito de Narda, que suma a otros logros que le vengo acreditando desde hace años: primera cheff (o ecónoma) que manifiesta deleite personal en la comida, a la que se ve deglutir con gula, a la que vemos engordar año tras año, primera que introdujo dj’s en vivo y mención de bandas “del momento” en la cocina reivindicando en los listados de sus gustos cool más al bon vivant que al sujeto snob.

Su libro, que vendió más de 40 mil ejemplares sólo en Latnoamérica, es su triunfo más reciente: trabaja bien las mezclas. Por ejemplo, recomienda hacerse “municiones con arvejas” (pág. 97) pero antes menciona el “cordero braseado” (pag. 85), sin que haga ruido la supuesta incoherencia de complejidad y sabor. El doble target es lo que hizo a su libro masivo; la intervención de Mariano Valerio (según me confió Narda) “cambiando algunos párrafos de lugar” le dio calidad incluso literaria a algunas descripciones entre el consejo y la remembranza de un paraíso casero “de las abuelas” (en “bollo básico de masa” o “Minestrone”). Los méritos del agrupamiento de recetas según estructuras ficcionales (hay hasta platos “egoístas”) colaboran con un índice original.

Narda Lepes, su autora, se lo dedica a su comprador mayoritario, el grupo de los solteros que están aprendiendo con su ayuda a vivir solos, muchos de los cuales –me incluyo- padecían el síndrome del horno apagado hasta que ella los intimó a prenderlo. “Pero tenés que hacerlo ya –me dijo un día por teléfono en su típico tono imperativo que suena a madraza joven, emparentada débilmente con los rasgos campechanos de Dolly Irigoyen-. O, si no querés porque se te complica, comprá un hornito eléctrico. Comé sano y cociná; si te pedís empanadas el horno va a estar ahí para que las calientes”.

“Me arreglo con el microondas”, repliqué ingenuamente.

“Y yo no le encuentro uso –me discutió-. Así como tampoco tengo interés en nada dulce light. ¿Coca Zero? ¡Un horror! Si tu cuerpo te pide dulce, te está pidiendo azúcar”. No es modesta y presume de que le debemos mucho como generación de aficionados. De sus creaciones no tan recientes lo que más se agradece (me sumo) es el malbec con frutos rojos de Freddo y el roll de pollo al curry del café Aroma.

En lo que respecta a organizar eventos caseros (una obsesión de Narda), indica reglas básicas que evitan fracasos rotundos. “Primero no puede faltar hielo. Nunca va a ser suficiente lo que calcules: llená la bañadera…”. “Usá descartables para todo: platos, vasos, cubiertos”. “Y cinta scotch gigante para encintar los muebles y que no te agarren las copas de la abuela”. Su captación, sin antecedentes en el rubro, del target “joven” se lo debe a declararse cocinera oficial del rock.  “Ozzy (Osbourne) –a la hora de los chismes- tenía obsesión por los pollos enteros, las papas hervidas y la ensalada. Y no quería por nada del mundo ver muebles verdes, nos lo hizo saber en carteles bien grandes”, con cierto desdén.  “Los más desagradables que atendí fueron Evanescence. Somos gente sureña –cita engolando la voz- no queremos comida saludable. Y se devoraban los doritos y las papas fritas de paquete como bestias”.

{moscomment}