MELANCOLÍA DE LOS VIEJOS LAGARTOS
Volver a V

V Invasión Extraterrestre 2009Por: Julián Gorodischer.  No vean V, la remake, si quieren conservar el mito..., si fue importante para ustedes ver “la 1”. Todo sucede aceleradamente: en el primer capítulo la nave nodriza se deposita sobre el mundo y aparece el rostro gigante de Anna (Morena Baccarin) cuya presencia genera un efecto único: hacer extrañar a su alter ego carismática, la veterana Diana. Cómo paladeamos esa espera en el '83/ '84 cuando se intuía reptil encerrado y se postergaba esa revelación; el día D de algunas infancias fue ver por primera vez al lagarto verde y al extraterrestre recuperando el clímax de su mitología maléfica: se llenó de amenaza, de peligro, de asociaciones al mal universal, todavía durante la Guerra fría, todavía asimilable al espionaje, a ese otro mundo detrás de la cortina de hierro.

Esta es la historia que se repite como farsa: la anodina Anna (consejo para guionistas: o le cambian el nombre o lo mantienen pero esta asociación de consonante y vocal, esa reminicencia en las mandíbulas.., ¿ para qué así?). Lo que logran es remarcar la falta, subrayar la desfachatez de haber puesto a esta modelo inexpresiva, Morena, colmo de literalidad de morocha con trompita, a lo iguana: la obviedad es la materia que nutre a la remake; la aceleración es su tempo. A pasos agigantados, el primer capítulo entrega la revelación del verde bajo la piel, y explica el “deja vu” con una argumentación fácil a la medida del legado de The X Files. ¿Hay ciencia ficción posible posterior a los expedientes secretos X? En la V original no estaba el sello de la actual ficción de masas: ni la conspiración ni la paranoia, que se expandieron después de The X Files hasta llegar a Lost. Aquel era un enfrentamiento directo, una guerra declarada... La infiltración de unos entre los otros se contaba con los dedos. El clímax era la batalla de uniforme rojo y verde piel al descubierto. El súmum era hacerlo todo explícito, hasta el minuto célebre en que el ratón completo se lanzaba a la faringe.

Pero este pastiche se anticipa distinto: como en Los 4400, como en Héroes, el terrorismo moderno (aquí con alusiones explícitas a la identidad extraterrestre de los terroristas del 11/S) le marca el pulso a la ficción de infiltración: hace años que ellos están entre nosotros, lo que justifica una resistencia ya conformada y advertida del problema en el primer capítulo; no hay tiempo para prólogos; no se considera como valor de una remake el volver a sentir el gusto; hay que aportar  una continuación, un nuevo nudo, algo distinto, apurarlo, partir de la base de que nadie quiere esperar a saber lo que ya sabe; destruir el concepto de “serie de culto” (la que uno no se cansa de ver) e introducir el de “sutura”: V (2) viene a cerrar, a sellar sentido.... El parentesco de los personajes con sus fuentes es paródico: es lo que quiere ser y no es, lo que imita y queda a mitad de camino,

Devenidos en cuerpo, pelo y piel virtuosos, el efecto que generan estos E.T. en la masa joven que los idolatra precipitadamente es calentura. El intercambio se reduce al romance; la expectativa monotemática de conquista de un alienígena se alterna con el rechazo radical de la resistencia; no se ve un acercamineto cauto, sospecha, vacilación. Entre rubias y morochas siliconadas y terrícolas onda surfer que se sienten atraídos por ellas, sumado al descenso en las edades de los protagonistas (entre Diana y Anna hay una brecha de al menos diez o quince años) se plasma el espíritu de la ficción coral de parejas jóvenes (MTV); si eso se agrega a la vertiente a esta altura trillada de la ficción conspirativa (más lograda en Lost o 24) hay poco original, autóctono, en la secuela, más actualidad, más moda, que revisión nostálgica, más estrategia del marketing audiovisual que homenaje a una serie que fue fusión del Clase B y el éxito de masas: un hito narrativo.

V Invasión Extraterrestre 80s 
 

 

 

 

 

 

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