NUEVAS FICCIONES/
Tele con mensaje

Tiempo para pensar y Víndica - dos nuevas ficciones/Por: Adriana Amado. La tele se está escolarizando. Sin darte cuenta, pasás del recreo de Marley y Weich, o la hora libre de Susana, a la pesada clase de instrucción moral y cívica, que ya no se da en el secundario sino por televisión. Las lecciones vienen en formato de ficciones financiadas por el ministerio público, pero no el que se ocupa de la enseñanza sino el que provee infraestructura, que entre Atucha II y la línea de Alta Tensión Comahue-Cuyo, destinó 200 millones para que la ficción se ponga al servicio de altos ideales educativos y abandone la banalidad del entretenimiento. La revolución no es para flojos.

Las ficciones refuerzan sobre todo las bolillas de las últimas décadas del siglo pasado, que al parecer la mayoría de nosotros se llevó previa, porque dicen que no entendimos nada. Y a poner atención a la moraleja, que para que no se nos escapara viene anunciada en los avances de tanda o en el cierre del programa. En ese espíritu, la TV pública prescribe que los sábados a la noche es “Tiempo para pensar”, ciclo con “temas de fuerte contenido social” como presentó el noticiero del canal. Frase que podría asignarse a alguna ironía de Dolina, si no fuera porque el mismo día está haciendo otras gracias (“Recordando el show de Alejandro Molina”, sí, Molina, con eme). En cualquier caso, son las mismas hondonadas que dicen tratar  “Decisiones de vida” de Canal 9 y “VÍndica” de América. Que estereotipa linealmente “Maltratadas”. Y que prometió “El pacto”, miniserie que ni siquiera tuvo que terminar de grabarse para ofrecer escenas de hondo impacto dramático al denunciar las incesantes presiones de los poderes fácticos. Total, como se trata de ficción, ni siquiera tuvieron que presentar pruebas de las censuras y amenazas a la libertad de expresión para tener micrófono.

En esta grilla, “El hombre de tu vida” es casi un programa culpógeno por lo distendido. Con el mérito adicional de que Campanella no tiene ningún problema en hacer entretenimientos ciento por ciento televisivos: historias cercanas por sobre “la Historia” lejana; drama y humor alternados con inteligencia; personajes humanizados sin llegar al esperpento; tomas de vida cotidiana en escenarios domésticos. En cambio, la televisión para pensar es otra cosa. Parece hecha por y para gente convencida de que piensa porque nunca tuvo televisión en la casa.

Como sostiene el Afsca, "La promoción de determinados contenidos que se consideren de interés ciudadano - no puede dejarse librada exclusivamente a la acción del mercado. De ahí la importancia del rol del Estado como garante de la diversidad y la pluralidad.". Esta diversidad y pluralidad significaría muchos emisores (que, por lo que se está viendo, están un poco monotemáticos). La gran incógnita es si el Incaa, organismo que coordina estas nuevas ficciones, va a buscar en el rubro televisión la diversidad y pluralidad también de públicos. No sea cosa que pase lo que en el cine nacional, que se produce mucho para pocos, y muy poco para muchos. Las audiencias de la tele suelen ser más implacables. Tienen exigencias de ritmos televisivos, necesidad de ver relatos gentiles con la delicada atención del final del día, lenguajes pensados para televisión y no para el trabajo práctico de la universidad de cine.

La cuestión es que, con la movida, mucha gente que desprecia la televisión y critica el gusto televisivo, ahora está muy entusiasmada con hacer programas para el rubro. Como dijo Raúl Rizzo, actor que participa en varias de ellas, las nuevas ficciones están para dar “muchas posibilidades de expresarse a actores y autores”. La iniciativa, agrega Rizzo, “hace que mucha gente con talento y capacidad que no tenía un canal de expresión, ahora lo tenga y pueda mostrar lo que propone".  Aunque, por ahora, sean los que veíamos hasta recién. Pero es un detalle que no aclara la entrevista de Telam.

Como decía hace poco el especialista en televisión Omar Rincón, vamos irremediablemente hacia una sociedad expresiva de masas, donde va a haber más gente produciendo programas que viéndolos. Diego Estevanez, director de uno de los proyectos agraciados, dijo que “La televisión necesitaba ficción”. ¿Y nosotros? Nosotros necesitábamos lo mismo: más ficción y menos lecciones. ¡Somos espectadores, queremos televisión!
 
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