autos y trapitos

Por Cicco. Es la pregunta del momento. Un debate social. Legislativo. Judicial. Correccional. Confesional. En fin, un debate urgente que tiene a los conductores preocupadísimos y cansados de desembolsar cifras siderales en pos de que el hombre que dice ofrecerse a cuidar su auto no se transforme en el hombre que se ofrece, también, a destruirlo si no accede al pedido.

 

¿Podrán de ahora en más los conductores dejar sus autos libremente, confiados en que no importa si se los lleva la grúa, si se lo llevan los chorros, pero sin la carga de que, Dios no lo permita, lo cuide un trapito?

Por suerte, tenemos la solución. Tenemos, señores, señoras, propuestas concretas para solucionar el flagelo del trapito en las urbes de nuestra república. Hemos elaborado cinco propuestas. Podrían haber sido más, pero, como suele suceder con los trapitos, no tuvimos demasiada tela para cortar.

Entonces, aquí vamos. ¿Qué hacer con los trapitos?

1-Sacarlos al sol. No hay ser humano en este mundo que lo resista. Hasta el más santo, expuestos sus trapitos al sol, no saldrá a la calle ni con uso de la fuerza pública.

2-Enseñarles pasos de pericón y que compitan, con revoleo de trapo, en baile de Cosquín. Con dinero en juego, claro. Un golazo.

3-Que el gobierno de la ciudad, les dé silbato, birome y libreta, y los convierta, al fin, en miembros de la policía metropolitana. Al fin de cuentas, no es un trabajo muy diferente.

4-Que cobren tasa fija por ubicar gente en los cines, en los estadios y en el palacio legislativo. Si da la ocasión que ofrezcan, trapo en mano, servicio de limpieza de lente.

5-Que ofrezcan servicios de trapismo en lanzamientos de huevos a egresados, en escraches con harina a políticos corruptos, en carnaval callejero, y asistencia higiénica urgente al borracho en tren de devolución de bebidas por vía oral. Una línea gratuita de 0800 trapito con atención 24 horas ante cualquier eventualidad.

Creemos, mis amigos, que con estas propuestas daremos por terminado un debate con muchas aristas y pocas soluciones. Mucho ruido y pocas nueces. Mucho López y pocos Planes. Mucho hinchada y poco trapo. Mucho… Bueh, no se me ocurren más. Ya bastante tuve rompiéndome el mate con esas cinco propuestas que agradecerá en lo más profundo de su trapo.