El Rainbow Warrior III, una de las tres naves insignia de la ONG Greenpeace, está en el puerto de Buenos Aires para festejar los 30 años de la organización ambientalista. Café de por medio, y en la mesa que comparten en su interior los tripulantes y activstas que comandan el barco, mantuve un diálogo con el primer oficial a cargo, el catalán Emili Trasmonte, y también con un vocero de Greenpeace, el argentino Hernán Giardini (videos).

Trabajo y aventuras para defender el planeta

El primero, que hoy trabaja de marino en el Rainbow pero que antes se dedicaba a las finanzas en un banco, relató qué significa estar a cargo de una nave de estas características y a su vez describió una de las grandes aventuras que vivió a bordo: vigilar durante siete semanas a una plataforma de la petrolera Shell para que no se realice una perforación en las tierras del ártico. Por otro lado, Giardini explicó por qué el Rainbow Warrior llegó a Buenos Aires y detalló los tres ejes de trabajo de la organización en Argentina: lograr penalizar los desmontes (en una ampliación de la ley de bosques), exigir el cumplimiento de la ley de glaciares (y que se cierre la mina Veladero que no la cumple, según señaló) y la promoción de las energías renovables.

Activistas y voluntarios como guías del barco

Tal como se podía observar por la cantidad de asistentes en la fila para ingresar, la lluvia del primer fin de semana de abril no impidió que muchos porteños se acerquen al barco para conocer su interior e instrumental, y a su vez las tres carpas instaladas a su lado, para descubrir la historia del accionar de una asociación que cuenta con seguidores en todo el planeta.

Recorrer el Rainbow Warrior significa abordar una nave ultramoderna, que posee todos los adelantos posibles para no perjudicar el medio ambiente (el puente de mando es muy tecnológico y expone varias pantallas y sensores), y que cuenta con una tripulación máxima de 30 personas (un mínimo de 15). Integrada, en su gran mayoría por profesionales, que al igual que Trasmonte, también son activistas.

Espíritu y convicción medioambiental

El Rainbow Warrior tiene bandera holandesa porque en ese país está la sede central de Greenpeace. Una organización, que según declara, no tiene ni apoyos empresariales ni gubernamentales, y cuyo principal fuente de ingresos es el aporte de cientos de miles de socios en innumerabeles países. Muchos de los socios locales, son los voluntarios que se ocuparon en estos días en Buenos Aires de hacer de guías en el barco. Todos jóvenes que con gran entusiasmo llevaban a cabo la tarea, y que con ese espíritu, le imprimían a todas las recorridas algo de idealismo juvenil y mucho de verdadera convicción sobre la necesidad de preservar el planeta y el medio ambiente.

Charla con Enmili Trasmonte

 

Charla con Hernán Giardini

El Rainbow Warrior en el Puerto de Buenos Aires