Por Juan Terranova. Domingo. Un suicida chileno se tira a los leones. Resultado: dos leones muertos. Ay, Chile. El titular dice: “Conmoción en un zoo de Chile: mataron a dos leones para evitar que un hombre se suicide.” La bajada de la nota: “El joven había ingresado a la jaula de los animales. Se desnudó y buscó ser agredido por los felinos. Impactante video.” Lo único impactante es la idiotez humana. ¿Dónde queda el derecho de los leones a destrozar el cuerpo del suicida chileno? ¿Y dónde quedan los derechos del mismo suicida? Aunque también es posible especular que salvaron a dos leones de comer la carne amarga de la idiotez, más allá de las nacionalidades.

 

Lunes. Nada hunde más al ser humano que la idea de libertad mal entendida.

Martes. Nicolás González Varela en Facebook: “Dialéctica: Mantener firme lo positivo en 'su' negativo. (Hegel, 1812).”

Miércoles. Palabras que son marcas sobre el blanco puro de la nada. No hay perdón para esas interrupciones. La Nación se pregunta: "¿Existe hoy la novela de vanguardia en la Argentina?" Hay que tener ganas.

Miércoles, más tarde. Empiezo a escuchar la ópera de Der Kaiser von Atlantis de Viktor Ullmann. La historia de la composición de la ópera, el campo, el gueto, la muerte, Auswitch, el medium que ayuda a completarla, toda esa historia es bastante mejor que la ópera en sí. Pero también es verdad que pierdo perspectiva porque estoy con Wagner.

Jueves. La Argentina, ese entusiasmo, esa eyaculación precoz de Cornelio Saavedra. Deberíamos haber sido una colonia italiana o alemana. Jamás una colonia inglesa. Pero creo que sería un avance que se reconociera el inglés, el alemán y el italiano. Ademas del español, como lenguas oficiales de la Argentina.

Viernes. Leo en el archivowagner.com como los wagneianos odian e insultan a los que hacen adaptaciones contemporáneas de las obras de Wagner. En un punto es divertido. La sección se llama “Barbaridades anti-wagnerianas” y tiene un subtítulo que dice: “El desmadre actual contra Wagner” y otro que dice “Las últimas locuras de Bayreuth.” Un dato: el padre de Wagner era escribano de la policía en Leipzig.

Viernes. Edouard Dujardin era wagneriano. Quizás la historia literaria también me tenga guardado un rincón al costado de todo para mí. Ese aburrido rincón al que vamos la mayoría de los escritores. O ese intento de mantener firme lo positivo en su negativo.