Lunes. Sigue lloviendo. Este es el otoño más lluvioso que vi en mi vida. Hace frío. Llueve. Sale un poco el sol. Mi espalda va bien, pero tengo una alergia al frío que me vuelve loco. No me deja concentrarme. Me cuesta trabajar, escribir, leer. Parece que siempre son las siete de la tarde. La luz de las nubes en Buenos Aires es de un color ceniciento, desagradable. Hoy dormí hasta las doce del mediodía y después leí en la cama La victoria del hombre, el primer libro de versos de Ricardo Rojas. Versos horribles, polvorientos, anacrónicos, sepultados, pero por todo eso interesantes. Rojas como personaje es magnético. Quizás a él también le dolía a veces la espalda por falta de ejercicio y una mala postura a la hora de escribir.

Martes. Venía en el colectivo pensando en narcisismo y política, y había tuiteado que todos tienen derecho a hablar pero nadie tiene el deber de escucharlos a todos. Entonces un mogólico, que también viajaba en el colectivo, empezó a decir “cincuenta pesos, cincuenta pesos, yo tengo diez pesos, cincuenta pesos.” Lo repetía y cada vez lo decía con más volumen. El mogólico quería que lo lleven Burguer King pero no tenía dinero. “cincuenta pesos, cincuenta pesos, yo tengo diez pesos, cincuenta pesos.” Yo quise ser el ensayista preciso, lector probo, pero la existencia siempre me arrastró a la narración.

Miércoles. Vi dos películas de zombies, The dawn of the dead y Night of the living dead, las dos con sus aciertos y sus leves variaciones. Fueron escalones para The Walking Dead. La escalera, como fuere, no es tan atractiva de transitar. La apertura y la coda final de The dawn of the dead, más experimental y formalmente agresiva, me gusta mucho más que la película en sí. Leo en Twitter: “Einstein's eyes are in a safe box in NYC.” Seguro nos miran por Internet y se ríen de nosotros.

Jueves. Rumble fish en Netflix. Excelente definición, la copia restaurada se disfruta. Es una película sobre la belleza masculina y el ocio. Se estrenó en el 83. ¿Cómo se la vio en Buenos Aires durante la transición democrática? Seguramente con entusiasmo. Me gusta mucho el diseño de sonido pero no tanto la música. Creo que disfrutaría más los encuadres con el piano disonante de Schoenberg. La nostalgia es una parte constitutiva de la modernidad. Algo se nos arrebato entre el fin del siglo XVIII y el principio del siglo XIX y nunca más lo recuperamos. A esa pérdida a veces se la llama romanticismo. Pero también hay algo clásico, griego, trágico, como si Rusty James fuera un Edipo, como si la belleza de esos rostros y esos cuerpos implicara un juego de variantes, un mito. Life's like a black-and- white TV with the sound turned low.

Viernes. Sigo con lo mismo. Escucho a Richter tocando a Haydn en 1961 porque encuentro en ese clasicismo, algo romántico. Me entero que se suicidó Anthony Bourdain. Leo una nota sobre él que escribí hace más de diez años. Que Dios lo cuide.