Si hay una persona en el ambiente del fútbol argentino que desde hace tiempo no tiene una pizca de credibilidad, ése es Guillermo Marconi. Desde que entremezcló su vocación por los flashes y las pantallas con sus volteretas profesionales para sentarse en cuanto sillón se cruzara en su mira (dirigente sindical de un sector de los árbitros (SADRA), secretario general del Sindicato Argentino de Empleados y Obreros de la Enseñanza Privada S.A.E.O.E.P, Coordinador General del Observatorio de Prevención del Narcotráfico) nada hizo bien. Sobre todo en sus tres décadas de intento por acceder, después de su paso como árbitro, al mote de periodista.

Nunca lo logró.

Y ha sido de tal magnitud su intención de llegar a los títulos de los diarios que la semana pasada juntó en un despacho a dos árbitros del sindicato que controla y los dispuso para un anuncio que pretendía ser “el anuncio del año”.

Cayó en la trampa, pobre de él, un periodista de Clarín. No por culpa del cronista, sino de Marconi.

“Exclusivo: cómo Grondona y los K buscaron salvar a River del descenso”, tituló el matutino de Magnetto el 20 de octubre.

En la foto se los observa sonrientes. Marconi sentado en el medio, cual escenografía de Francis Ford Coppola, y a su derecha Juan Pablo Pompei y a su izquierda Sergio Pezzotta.

Uno diría, por las sonrisas, que les encantaba destapar un bochorno del que habían participado.

Porque la verdad, ¿da para reírse cuando uno tiene que ponerse al hombro el intento por arreglar el resultado de un partido?

Sin embargo, el sonriente trío, participa de un simpático intercambio de historias moderadas por Marconi.

Según la deposición de Marconi: “El 23 de junio (de 2011), día posterior al primer partido en Córdoba, que pierde River, Grondona me pide juntarse en forma inmediata. Había estado con la Presidenta de la Nación y le informó que tenía noticias de que si descendía River era un escándalo y habría focos de violencia en todo el país. Me pidió que fuera a su departamento; él estaba por irse a su campo y tuvo que cambiarse por el llamado de la Presidenta. Me manifestó esto y que el Colegio de Arbitros decidió que los encargados de dirigir eran Pezzotta o Pompei. Le digo: ‘Bueno Julio, comuníqueselo usted a ellos’. Los dos estaban regresando de San Pablo, tras dirigir Copa Libertadores. Vuelven y les pido que vengan al gremio a las 4 o 5 de la tarde. Les dije textual: ‘Muchachos pasa esto, va a llamar Grondona, quedamos en esto, alguno de los dos va a ser el encargado de dirigir River-Belgrano’. Efectivamente llamó Julio y me dijo que se decidió que fuese Sergio Pezzotta. Le digo: “Bueno Julio, espere un minuto”. Le doy el teléfono (a Pezzotta) en altavoz y contá vos qué pasó...”.

Luego interviene Pezzotta en la nota y dice que Grondona le sugirió “que si esto sale mal nos matan a todos, nos van a colgar del Obelisco’ y etc. etc…

A cinco años del descenso de River, la repercusión de esta doble página de Clarín fue…cero. Es que a nadie le sonaba ni siquiera infimamente creíble que una revelación de este tipo, tan disparatada, se hiciera de esa forma, con uno de los protagonistas muertos, y a tantos años del hecho. Clarín además le había agregado lo suyo al ponerle “…los K…”

Darle micrófono a Marconi, a esta altura de los partidos, ya lo sabemos todos, es como repetir la Fábula de Esopo. Mucho más cuando en julio de este año, el propio Marconi había anunciado algo parecido, pero sin nombrar a Cristina, ni a los K, ni a los J ni a nadie.

Por eso la mejor respuesta, y la advertencia a todos los periodistas que pretendan entrevistar a Marconi, la dio un ex árbitro, Pablo Lunati en una entrevista brindada al día siguiente en el programa Un buen momento, que se emite por radio La Red. "Siempre detrás de Marconi hay una opereta","¿Ahora lo tenés que decir? Por qué no lo dijiste en el gobierno kirchnerista. ¿Por qué no lo dijiste hace dos o tres años cuando había un presidente en AFA? No saben todo lo que puede armar Marconi cuando tiene periodistas atrás".

Esto, y decir ya,ya ya Marconi…es lo mismo.