En estas horas argentinas, cuando se impidió por un tiempo  el ingreso de periodistas extranjeros que venían a cubrir la reunión de la OMC en Buenos Aires, un enorme aviso a todo color y a página entera en el diario Clarín del domingo 10 de diciembre, anuncia el saludo amable de Boca a la gestión de Mauricio Macri en la Casa Rosada.

Siempre hemos defendido la libertad de expresión en el deporte como en cualquier área de la vida, aún en los bárbaros tiempos de una prensa deportiva absurda y enloquecida que pedía a los deportistas mantener una neutralidad existente y que se apartasen de las expresiones políticas. Ello sucedió, y mucho, cuando en diversas oportunidades los atletas manifestaban su solidaridad con los movimientos sociales, los organismos de Derechos Humanos o los luchadores anticapitalistas.

Basta ver los retrógrados y rancios estatutos de algunas instituciones deportivas o del mismo Comité Olímpico Internacional o los reglamentos de algunas competencias internacionales, para advertir cuánto y cómo se les prohíbe a los deportistas dar cuenta de su apoyo a  causas políticas o sociales.

No sabemos realmente a quién o a quiénes dan su apoyo los hinchas de Boca o, si pretendemos ser calculadores y fríos, los socios de Boca, quienes en definitiva son los poderdantes de la Comisión Directiva y del titular del club (Angelici) máximos responsables de la comunicación que elogia al presidente de la Nación, con una solicitada que presupone el uso de los dineros del club.

Es decir, en principio, los dirigentes están en  su derecho. Y si mañana se les exige rendición de cuentas para ver cuánto de un despilfarro se derramó desde las cuentas de Boca por semejante gasto, será cuestión de que se callen la boca cada vez que hablen de “ahorros” o “ dinero mal utilizado” en el manejo de los clubes. Este ejemplo, no es otra cosa que la mala administración de la mayoría de clubes de la AFA que se ve desde el siglo pasado.

Gastar o endeudarse con dinero ajeno es aquello que les encanta a buena parte de la dirigencia argentina.

No nos preocupa el “gesto patriótico” del denunciado Angelici, sino la doble vara de medición de un periodismo que no piensa  no quiere pensar de la misma manera las cosas.

El problema central de muchos periodistas deportivos fue y es la falsa neutralidad que exhiben cuando critican a los eportistas que manifiestan sus ideales, se entregan a sus líderes políticos o toman parte de una causa. Se les pide, por citar un caso, ue no usen al deporte para manifestar sus anhelos de igualdad o de justicia. Y así se enojaron con los avisos pre-Juegos límpicos de Londres filmados en Malvinas, o por las banderas independentistas de muchos hinchas o futbolistas de Barcelona.

Nos gustaría mucho que los hinchas de Boca y los programas partidarios se acerquen a la investigación y confirmen que el gasto del caudaloso aviso de Angelici y sus directivos, fue abonado con dinero particular de los integrantes de la conducción boquense.

Así  entonces la libertad de expresión será una virtud, y no un negocio oportunista de unos vivillos.