Hay muchas maneras sutiles, y no tanto, de obtener el silencio de los periodistas. En todos los ámbitos. Una de ellas es la publicidad. Mecanismo que en general tiene dos vías. Una de ida y otra de vuelta. La primera se genera cuando el aviso es colocado por el funcionario o empresa para intentar que los periodistas amainen sus críticas y la otra se concreta cuando el periodista o los dueños o gerentes de medios buscan la publicidad en favor de obtener dinero.

El caso de esta semana es la pequeña noticia publicada en la edición papel de Clarín donde puede leerse el martes 15 de mayo: " Más beneficios. Daniel Angelici presentó la alianza entre Boca, el diario Olé y 365 con la Tarjeta del Deporte. Dará beneficios con descuentos en más de 1.500 marcas, encuentros con el plantel y un suplemento especial cada martes. Toda la data en www.tarjetadeldeporte.com/boca.” La volanta del recuadro minúsculo que asoma, entre noticias sobre Guillermo y Tévez, dice “El acuerdo Boca-Olé”.

Nada nuevo que sepamos en el mercantilizado mundo deportivo. A no ser por la evidencia notoria de llamar a esto “Alianza”. Palabrita revoltosa que más de un revuelo y daños ha causado en la historia nacional.

Por supuesto todo esto tampoco es novedad en un medio como Clarín. Desde tres décadas y media atrás, cuando decidieron extender sus negocios a todo tipo de objeto que se venda en el planeta, el periodismo quedó al borde de la tumba.

Los acuerdos firmados junto a dirigentes de los clubes con el fin de obtener lectores ( para los grupos multimedia no se trata de lectores sino de clientes) nacieron para impulsar diversas mercancías: publicación de libros, suplementos especiales, canjes de entradas, notas exclusivas, venta de merchandising y mil variantes más de aquel ejercicio de la libertad que combina recaudaciones con cantidad de información publicada. El teorema funciona así: mientras más dinero recibo de tu club o más beneficios me otorgas (derechos de tv incluidos) menos críticas recibirás.

La protección mediática del grupo Clarín a Boca no transita tanto por los aspectos futbolísticos sino por los institucionales. Desde que esta práctica se fortaleció allá por los 90, ha sido imposible encontrar investigaciones o tan siquiera notas de análisis acerca de lo que ocurre en el mundo-Boca institucional.

Pasando por las argucias de Mauricio Macri cuando era presidente y lograba el cobro de las cuotas sociales por medio de una cadena de pagos fáciles propiedad de su familia hasta los aprovechamientos de la desesperación de los socios jóvenes que se anotan en el rubro socio adherente, sin tener mucha conciencia de cómo los están estafando; nada de ello es investigado por el periodismo deportivo del grupo. Y todo ello, “gracias a la alianza”

Esta, señoras y señores, es una de las tantas versiones de la llamada "muerte del periodismo".