El pasado 24 de marzo se celebró el Día Internacional del Vermut, y la fecha invitó a descubrir algunos datos interesantes sobre consumo y tradición de esta bebida alcohólica en nuestro país.
El vermut ha experimentado notable auge en Argentina en los últimos años. Según datos recientes, el país consume casi 8 millones de litros de esta bebida aromatizada a base de vino, hierbas y especias cada año. Además, se ha observado un aumento significativo en el consumo de vermut entre los jóvenes de 18 a 24 años. La marca líder en el mercado argentino es Cinzano.
Buenos Aires, conocida por su vibrante escena de bares y coctelería, destaca como uno de los epicentros del consumo de vermut en Argentina. La ciudad ofrece una amplia variedad de bares y locales especializados donde se puede disfrutar de esta tradicional bebida.
Historia del vermut
El vermut tiene sus raíces en Italia, donde se originó en el siglo XVIII. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando ganó popularidad en Europa y llegó a Argentina, donde se ha arraigado como una bebida tradicional y apreciada por los argentinos.
Existen diferentes tipos de vermut, cada uno con sus características distintivas. El vermut rojo, elaborado con vino tinto o rosado, se destaca por su dulzura en el paladar y sus notas amargas de especias. Por otro lado, el vermut blanco es más azucarado y menos amargo, con toques cítricos. El vermut rosado combina lo mejor de ambos, con suavidad, ligereza y notas florales. Por último, el vermut seco es el más amargo, con matices frutales.
¿Cómo servir un buen vermut?
Para disfrutar de un buen vermut, se recomienda servirlo a una temperatura de 12 grados, con dos cubitos de hielo, una rodaja de naranja y piel de limón exprimida. También es posible tomarlo solo con naranja o mandarina, o rebajarlo con un poco de vino blanco y hielo. Algunas opciones adicionales incluyen servirlo en una copa con una aceituna dentro o con un chorro de sifón o agua carbonatada.
En cuanto a las tendencias actuales en el consumo, se prefieren bebidas con ingredientes naturales y una menor graduación alcohólica. Además, se ha producido un cambio en las elecciones de consumo, teniendo en cuenta aspectos de producción y certificación ambiental.