En Corea del Sur, el exceso de trabajo ha alcanzado niveles alarmantes, con muchas personas atrapadas en largas jornadas laborales que superan las 50 horas semanales. En un contexto donde el equilibrio entre vida personal y laboral se ha convertido en una lucha constante, los oficinistas se ven forzados a buscar descanso durante sus escasos momentos libres.
Un ejemplo de esta realidad lo exponen los trabajadores que utilizan su hora de almuerzo para tomar siestas diarias, evidenciando el impacto de las agotadoras jornadas de trabajo en la salud y el bienestar de los empleados.
En respuesta a esta situación, el gobierno surcoreano ha propuesto un nuevo proyecto de ley laboral destinado a otorgar mayor flexibilidad a los trabajadores. Esta propuesta permitiría a los empleados decidir cuántas horas extras desean trabajar, en lugar de ceñirse a la semana laboral de 52 horas establecida en 2018. Sin embargo, a pesar de la promesa de flexibilidad, la normativa aún contempla la posibilidad de que los trabajadores enfrenten hasta 69 horas laborales en ciertas semanas, lo que podría limitar los beneficios de la nueva ley.
Agotamiento y baja natalidad
Las largas horas de trabajo no solo afectan la salud física y mental de los empleados, sino que también tienen repercusiones más amplias en la sociedad surcoreana. La presión laboral y el agotamiento contribuyen a una baja en la natalidad, un fenómeno preocupante que impulsa el envejecimiento de la población y una disminución en la mano de obra disponible. Esta situación genera inquietudes sobre el futuro económico del país, que podría verse comprometido por una fuerza laboral menguante.
La población surcoreana en edad de trabajar alcanzó su punto máximo en 2019 con 38 millones de personas, pero se proyecta que esta cifra disminuirá en más de 9 millones para 2040. Esta drástica reducción en la fuerza laboral activa plantea desafíos significativos para el crecimiento económico y el bienestar social del país. El envejecimiento de la población también podría llevar a una mayor presión sobre los sistemas de pensiones y atención médica, exacerbando las dificultades económicas.
La falta de tiempo libre y la presión laboral también pueden tener efectos negativos en las decisiones personales, como el matrimonio y la formación de familias. Los largos horarios de trabajo agotan a muchos solteros, quienes pueden sentirse desalentados a formar una familia debido a la falta de tiempo y energía. Este fenómeno agrava aún más la crisis de natalidad, creando un ciclo que perpetúa el envejecimiento de la población.
El exceso de trabajo en Corea del Sur está generando una serie de problemas interrelacionados que afectan tanto a los trabajadores como a la sociedad en su conjunto. La propuesta del gobierno para introducir mayor flexibilidad laboral es un paso positivo, pero la persistencia de largas horas de trabajo plantea retos significativos que deberán ser abordados para asegurar un futuro equilibrado y sostenible para el país.