
El humor social en Argentina no atraviesa su mejor momento, según el análisis del consultor y especialista en consumo Guillermo Oliveto, quien en una reciente entrevista con El Observador 107.9 desmenuzó las causas y consecuencias de este fenómeno. Oliveto advierte que la incertidumbre económica y la demora en las mejoras para la microeconomía están erosionando la confianza de la población, generando un clima de descontento que trasciende las fronteras partidarias. La clase media, históricamente el termómetro de la estabilidad política, se muestra cada vez más impaciente ante la falta de soluciones concretas.
La clase media argentina, sector clave en cualquier proceso electoral, se debate hoy entre la frustración y la búsqueda de alternativas que le permitan recuperar el bienestar perdido. Oliveto explica que este grupo social no se identifica con extremos ideológicos, sino que prioriza el "buen vivir", un concepto que combina la posibilidad de progresar con la capacidad de disfrutar del presente. Sin embargo, su estado de ánimo es altamente volátil y depende, casi exclusivamente, de la evolución de la economía cotidiana. La inflación, aunque en retroceso, sigue siendo un lastre, pero el verdadero problema radica en que los ingresos no logran cubrir las necesidades básicas, lo que profundiza la sensación de estancamiento.
El especialista destaca que la sociedad ya no se conforma con discursos que prometen solo contener la inflación. Según su análisis, existe una demanda creciente de "construcción": la generación de empleo, el crecimiento de los sectores productivos y el apoyo a las pymes se han convertido en reclamos urgentes. Oliveto describe una "calle fría", donde la falta de trabajo, la caída en las ventas y los atrasos en los pagos reflejan una economía que no termina de reactivarse. Este contexto sugiere que las políticas económicas actuales, centradas en el ajuste, no están logrando conectar con las expectativas de una población que exige resultados tangibles y inmediatos.
Tecnología, inmediatez digital y nuevas demandas
La tecnología también juega un papel fundamental en este escenario. Oliveto señala que la aceleración de los procesos sociales, impulsada por la inmediatez de la era digital, ha reducido la paciencia de los ciudadanos con los gobiernos. La lógica de crecimiento exponencial, típica de Silicon Valley, se ha trasladado al descontento: las promesas incumplidas se vuelven insostenibles en un plazo cada vez más corto. La sociedad ya no tolera plazos largos para ver cambios; exige respuestas rápidas y efectivas, un desafío que los oficialismos no siempre logran satisfacer.
Uno de los datos más preocupantes que surge de la entrevista es que un porcentaje significativo de la población percibe que su situación es peor que en 2023. Aunque se reconoce el esfuerzo por estabilizar la macroeconomía, Oliveto subraya que la estabilidad de los indicadores no se traduce en una mejora concreta en la vida de las personas. La inflación puede ceder, pero si los salarios no acompañan y el consumo sigue en caída, el malestar persiste. Este desfasaje entre los números oficiales y la realidad cotidiana alimenta la desconfianza y el escepticismo hacia las autoridades.
Las recientes elecciones en la provincia de Buenos Aires, según Oliveto, son un claro reflejo de este cambio en la agenda social. Los votantes enviaron un mensaje contundente: ya no alcanza con promesas de ordenamiento macroeconómico; se necesitan políticas que fomenten el empleo y reactiven la economía real. El especialista interpreta este resultado como una señal de alerta para el gobierno, que debe repensar su estrategia si quiere recuperar el apoyo de un electorado cada vez más exigente y menos tolerante a la demora.
El análisis de Oliveto también revela que la mora en los créditos personales es un síntoma de la asfixia económica que sufren miles de familias. La imposibilidad de cumplir con las obligaciones financieras no solo afecta el bolsillo, sino que también genera un efecto dominó en el consumo y la inversión, profundizando la recesión. Este círculo vicioso, advierte, puede agravarse si no se toman medidas que alivien la presión sobre los hogares y las pequeñas empresas, principales motores de la actividad económica.
En este contexto, la clase media emerge como el actor central de una encrucijada política y social. Oliveto remarca que su voto no está atado a lealtades partidarias, sino a la capacidad de los dirigentes para ofrecer soluciones que mejoren su calidad de vida. La volatilidad de este sector, capaz de inclinarse hacia cualquier opción que prometa cambios reales, convierte a las próximas elecciones en un escenario impredecible. La clave, según el consultor, estará en quién logre interpretar mejor sus demandas y traducirlas en propuestas creíbles.
El especialista concluye que el humor social no es un fenómeno estático, sino dinámico y altamente sensible a los vaivenes de la economía. La clase media, en particular, actúa como un barómetro que mide no solo el presente, sino también las expectativas futuras.
La entrevista con Guillermo Oliveto deja en claro que Argentina enfrenta un desafío complejo: reconstruir la confianza de una sociedad cansada de promesas y sedienta de resultados. El mensaje es contundente: sin empleo, sin crecimiento y sin una mejora tangible en los ingresos, el malestar social seguirá creciendo, y con él, la incertidumbre sobre el futuro del país.
Mirá la entrevista
https://youtu.be/y0fPimcb_Js?si=nOhBHeU1RySmx06g










