En tiempos de plataformas pagas o gratuitas, la posibilidad de acceder al mejor cine argentino de todas las épocas, es una realidad al alcance de todos. Por ese motivo el actual momento puede ser una buena oportunidad para ver o volver a ver grandes películas y series argentinas.
El cine argentino representa mucho más que simples producciones audiovisuales: es un reflejo profundo de la identidad cultural y social de un país. Desde sus inicios hace más de un siglo, con la primera película El Fusilamiento de Dorrego en 1910, la cinematografía argentina ha recorrido un camino fascinante marcado por la creatividad, la resiliencia y una narrativa única que captura la esencia de la sociedad.
Las películas nacionales han logrado conquistar no solo al público local, sino también internacional, con obras emblemáticas que han trascendido fronteras. Títulos como Nueve Reinas, El Secreto de sus Ojos y Relatos Salvajes son ejemplos claros de producciones que han ganado reconocimiento mundial, demostrando la calidad y versatilidad del cine argentino contemporáneo.
La riqueza cinematográfica argentina no se limita al cine. Las series también han ganado un espacio significativo en la preferencia de los espectadores, con producciones que rompen esquemas y ofrecen narrativas originales. Los Simuladores y El Encargado son prueba fehaciente de que la creatividad y el humor son sellos distintivos de las producciones nacionales.
Sin embargo, la historia del cine argentino no ha estado exenta de desafíos. La preservación del patrimonio audiovisual ha sido una batalla constante. Sorprendentemente, se han perdido numerosas películas clásicas, y existe el anecdótico dato de que antiguos materiales fílmicos llegaron a ser reciclados para fabricar peines, lo que evidencia la fragilidad del archivo cinematográfico nacional.
Un momento histórico importante fue la llegada del sonido al cine con la película Tango en 1933, que marcó un punto de inflexión en la industria audiovisual argentina. Este hito demuestra cómo la innovación y la creatividad han sido siempre características fundamentales de los realizadores nacionales.
La diversidad de géneros y estilos es otra característica destacable del cine argentino. Desde comedias costumbristas como Esperando la Carroza y Un Novio para mi Mujer (foto), hasta dramas profundos y complejos, la producción nacional abarca un amplio espectro que permite que cada espectador encuentre algo que le resulte atractivo e identificable.
No obstante, aún persisten algunos prejuicios sobre el cine nacional. Existe un sector del público que subestima la calidad de las producciones locales, considerándolas menos atractivas que las películas y series internacionales. Esta percepción está siendo desafiada constantemente por realizadores que producen contenidos de alto nivel que compiten en festivales y plataformas internacionales.
Descubrir el cine y las series argentinas es, en definitiva, una forma de conectarse con la identidad cultural, comprender las complejidades sociales y disfrutar de narrativas únicas y originales. Es un viaje que invita a los espectadores a explorar historias locales con miradas universales, revalorizando un patrimonio audiovisual rico, diverso y en constante evolución.