A pocos días de su estreno, El Eternauta se ha posicionado entre las tres series más vistas de Netflix a nivel mundial. La producción argentina, basada en la historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, ha captado la atención del público por su singular propuesta de ciencia ficción ambientada en el sur del mundo.
Uno de los aspectos más comentados de la serie es su impresionante despliegue técnico. Para recrear una Buenos Aires cubierta por una nevada mortal y sumida en un contexto apocalíptico, el equipo utilizó técnicas de producción virtual que permitieron generar escenarios imposibles de rodar en la realidad.
El uso de pantallas LED, escaneo 3D y fondos digitales permitió transformar locaciones porteñas en paisajes devastados por una invasión desconocida. Gracias a estas herramientas, se logró mantener la fidelidad visual al cómic original y al mismo tiempo ofrecer una estética contemporánea.
La elección de Buenos Aires como escenario de una historia de ciencia ficción representa un giro inusual dentro del género, que suele situarse en ciudades del norte global. En El Eternauta, los barrios, plazas y avenidas de la capital argentina se convierten en campos de batalla de una resistencia humana desesperada.
La serie no solo ha sido celebrada por su propuesta visual, sino también por su interpretación del contexto político y social que atraviesa el relato. La adaptación mantiene la carga simbólica de la obra original, que ha sido considerada un ícono de la narrativa de resistencia en América Latina.
Netflix confirmó que El Eternauta tendrá una segunda temporada. Aunque aún no hay una fecha de estreno, se adelantó que la historia se centrará en la lucha organizada contra los invasores, profundizando en los dilemas éticos y humanos de los protagonistas.
El éxito internacional de la serie abre nuevas posibilidades para la ciencia ficción producida en América Latina. El Eternauta se suma así a una ola de contenidos regionales que buscan romper con los formatos tradicionales y abrirse a audiencias globales.
Con una mezcla de nostalgia, tecnología de punta y una narrativa profundamente arraigada en el contexto argentino, El Eternauta demuestra que las historias locales pueden convertirse en fenómenos globales sin perder su identidad.