Quizás lo más difícil a la hora de llevar una historia real a la televisión, al cine o a la literatura, sea encontrar la historia dentro de la historia. La industria del entretenimiento americana (no solo la americana, pero es la que lo hace mejor y más a menudo) está acostumbrada a utilizar sus casos policiales, sus escándalos y culebrones políticos y sus historias de vida para crear productos muchas veces apasionantes. Ya sabemos que ante una noticia fuerte, en un futuro no tan lejano habrá una serie o una película. ¿Quién hará de Donald Trump en el año 2025?
El caso de Bernie Madoff, que estalló a fines de 2008, era ideal. Un asesor de inversiones prestigioso, que manejaba las fortunas de varias celebridades, resultó ser un estafador. Mediante el esquema Ponzi más grande de la historia, les pagaba las ganancias a sus inversionistas usando el dinero de nuevos inversionistas, pero el capital inicial de todos se esfumaba en gastos personales gracias a los cuales él, su mujer y sus dos hijos vivían como reyes.
El 16 de junio HBO estrena en toda Latinoamérica El mago de las mentiras, película para televisión dirigida por Barry Levinson, en la que Robert De Niro interpreta a Madoff. Está basada en el libro homónimo de Diana B. Henriques, una periodista de la sección de finanzas del New York Times que fue la primera que visitó a Madoff en la cárcel y que se interpreta a ella misma en la película.
Pero, ¿cuál es la historia para contar dentro de la historia de la estafa de Bernie Madoff? La película no parece tenerlo muy claro. El relato vaga entre la entrevista de Henriques a Madoff en la cárcel, los momentos previos y posteriores al descubrimiento de la estafa, el sufrimiento de sus hijos Mark y Andrew (Alessandro Nivola y Nathan Darrow), la ambigüedad de su mujer Ruth (una gélida Michelle Pfeiffer), y algunos momentos clave años antes cuando la estafa estaba en marcha y floreciente.
Todo es muy profesional. A Levinson le sobra experiencia (había hecho otra película para HBO basada en un caso real: You Don't Know Jack, sobre Jack Kevorkian, el Dr. Muerte, con Al Pacino), los actores son de primer nivel y todo fluye con la eficacia esperable. Pero hay una historia que se adivina detrás de lo que nos están contando y que solo por momentos es aludida: ¿cómo vivió Bernie Madoff tantos años una vida de mentira sin que nadie se diera cuenta y por qué lo hizo si sabía que tarde o temprano la estafa iba a colapsar? Esa pregunta refiere directamente al alma del protagonista y es imposible de contestar. Pero es fundamental formularla.
Hay otra historia mucho más trágica pero que también está protagonizada por un farsante fenomenal: se trata de la de Jean-Claude Romand, un tipo que fingió durante 18 años ser un médico exitoso y trabajar en la Organización Mundial de la Salud, pero que en realidad nunca se había graduado de la universidad y que cuando estaba por ser descubierto, asesinó a sus padres, a su mujer y a sus dos hijos.
El escritor Emmanuel Carrère se carteó con Romand en la cárcel y escribió un libro extraordinario, El adversario, que en 2002 llevó al cine Nicole Garcia con Daniel Auteuil en el papel de Romand. A Carrère le interesan menos los avatares policiales de la investigación y del juicio que la vida anterior de Romand: su niñez, su juventud, el momento exacto en el que empezó a mentir y cómo llegó a sostener una vida completamente falsa durante tanto tiempo y ante tanta gente.
Por supuesto, la empresa de Carrère finalmente es imposible. ¿Cómo llegar al centro del alma de un ser tan retorcido? Pero en esa búsqueda logra contar una historia apasionante y perturbadora, la historia que importa dentro de la historia del caso policial de Jean-Claude Romand.
En El mago de las mentiras, a Levinson (y probablemente a Diana B. Henriques, aunque no leí su libro) esa historia le pasa por al lado y se le escapa, la tiene en sus narices pero no la atrapa. Un poco como hizo el propio Bernie Madoff ante las autoridades durante tantos años.