Y ELLOS TAN HECHOS PELOTA
¿Por qué ellas están tan bien?

Susana GimenezMoria CasánGraciela AlfanoPor: Cicco. Moria Casán fue abuela. Esto que a cualquier persona seria y sensata le importaría un huevo, a mí, en cambio, me acaba de disparar una insólita inquietud. Porque, usted podrá pensar lo que quiera de Moria, pero, a los 62, está aplastantemente lúcida –todo lo lúcida que puede pedirle a una vedette-, tiene academia propia, vino propio, restorán propio, y un novio fresco y rozagante como tomate de huerta.

Y además, por más que las operaciones la hagan lucir despareja como cuadro de Picasso, Moria está bien puesta. Acabo de entrevistarla. Sé de qué le hablo.

Por todas estas cosas, es que haremos aquí la gran pregunta del momento. 

¿Por qué Moria, Susana y Graciela Alfano, algunas de ellas con más de seis décadas encima, se las ve tan prósperas, tan enteras, tan triunfantes? Y, por otra parte, ¿por qué tantos de sus ex compañeros artísticos murieron prematuramente, mullidos, arrepentidos, evangelizados, caídos de balcones o arrastrándose en sillas de ruedas? ¿Qué clase de fortalecido gen femenino hace que las mujeres tengan un horizonte menos sombrío y con más anticuerpos que sus colegas varones en el mundo del show business?

Porque hágase una idea: Javier Portales murió a los 66 en una silla de ruedas, con la cara torcida como seña de truco. Jorge Porcel tenía mal de parkinson, problemas de columna y también la palmó en silla de ruedas –ni Susana, ni Graciela ni Moria fueron al funeral-. Sus últimos años de vida tenía una cara de traste que prácticamente, si no andaba con cuidado con el manejo de la silla, podía pisársela con los neumáticos. En 1995, se había hecho pastor evangelista y hablaba de su carrera como quien habla de sus hemorroides.

A los 55 años, Alberto Olmedo cayó tontamente como aguilucho de un piso 11 en Marpla. Mario Castiglione, capo cómico y ex de Moria, murió a los 54 hundido en la depresión, el anonimato y con cáncer de colon. Juan Carlos Altavista, cayó infartado a los 60. Padecía de síndrome de Wolff-Parkinson-White, algo que le alborotaba el ritmo cardíaco y le provocaba constantes taquicardias.

Con todos estos antecedentes, ¿por qué gente como Mario Pergolini y algunos chimenteros que buscan mirarle el pelo al huevo, se ríen de que Susana esté un poco gordita? Para los 64, la edad que tendría hoy Susana según sus biógrafos, cómicos como Mario Sánchez o Jorge Corona no tenían ni un segundo de aire –ni en tele ni, en mayor medida, en los pulmones-.

No sólo los hombres están perdiendo la batalla de sexos dentro de las corporaciones y la política, además, ahora también la están perdiendo en la batalla de la vida.

Fíjese en la calle: los tipos parecen cada día más viejos, más pálidos, más desahuciados, más consumidos. Mientras a las mujeres se las ve cada día más juveniles, más tetonas, más coloridas, más cogibles. Es como si, en las profundidades, actuara alguna clase de vampirismo.

Es para estas ocasiones precisamente donde me gustaría tener algún amigo en el ambiente para que me explique los motivos de esta creciente desigualdad. ¿Es un milagro del Pilates, es el photoshop?

En lo personal, no me hago la más puta idea y además, a los amigos varones que contaba en el ambiente, tengo que ir a buscarlos al panteón de actores de la Chacarita. Y le digo algo: verdaderamente dudo que me contesten.

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