"SI EL CRÍTICO DICE..., DEBERÍA LEERSE..."
Mire cómo lo engañan los críticos

CríticosPor: Cicco. Si escucha que el cronista del noticiero de la tarde anuncia un tránsito lento, sabrá a qué se refiere. Ahora bien, si una chica en la publicidad de yogur Activia habla de tránsito lento, deducirá que no se trata de la Panamericana en horario pico. Con los críticos pasa lo mismo. Ellos hacen uso de una terminología secreta donde lo que dicen no siempre equivale a lo que realmente es y en donde a usted, en buena medida, lo toman como a un perejil.

Viendo la última película de Woody Allen, “Scoop” –que es literalmente una escupida-, me ocupé de ver cómo esos malditos culo roto encubrían un espanto, un aneurisma creativo, un bofe con palabras dudosamente elogiosas. Ante todo, para comprobar si el asunto se repetía en el pasado, me hundí de narices en mi archivo de revistas –es decir, me caí encima de las cajas-, y esto es lo que descubrí. Preste atención.

Si el crítico dice: “su película más ambiciosa”, debería leerse: “y deberá soportar más de tres horas con el tuje en la butaca”.

Donde le dicen “la obra de Jorgito llegó a la madurez”, usted debería leer: “Jorgito se puso aburrido”.

Donde le dicen “una travesía realista y alucinada” o “un viaje a las profundidades del inconsciente” o una mierda por el estilo, le digo algo: absténgase de viajar.

Donde el crítico escribe “una obra inclasificable”, debería leerse “una obra incomprensible”.

Donde le dice “el plato fuerte”, lea: “y le caerá como el orto”.

Donde comparan la obra con “una postal” o “un espejo de los tiempos que corren”: no se acerque, rómpalos de inmediato. No hay nada ejemplificador en nada. Cada uno es un idiota único en este mundo, empezando por los críticos.

Donde le anuncien “un escritor prolífico”, lea “un hombre que no tiene un coño que hacer con su tiempo libre”.

Donde le dice “Luisito, el artista indie”, debería leer: “Luisito, a quien nadie le da un peso para producir sus apestosas obras”.

Donde anuncian “un show ajustado de la banda irlandesa”, lea: “los chorros cobraron y se volvieron sin transpirar la camiseta”.

Donde el crítico le dice “un comentario aparte merece la magnífica fotografía del film”, sabrá que va a ser una película lenta, diríamos de tránsito lento.

Donde anuncian: “su novela más personal”, debería leer: “y usted, tarado, no la entenderá”. Esto ofrece una lectura extra pues, tras leer ese mamotreto sin sentido, tendrá la dolorosa sensación de que, no sólo el crítico pudo entender el cabal sentido de la obra, un sentido que a usted se le ha escapado de las manos, además sentirá que es mucho más inteligente que usted.

Pero no se deje intimidar, hombre. Esta gentuza se gana la vida haciéndonos creer que entienden las cosas mucho mejor que nosotros. Por eso, para aquellos que aún se preguntan si los críticos verdaderamente ven las películas, escuchan los discos y acaban los libros que comentan, traje conmigo unas fotos de colegas en horario de trabajo que llevo siempre en mi billetera. Echémosle un vistazo y pongamos fin al asunto. 

Crítico de televisión de un conocido periódico argentino, mientras evalúa la trama de una nueva entrega de “Mujeres asesinas”:

Crítico 

Redactor de un prestigioso suplemento cultural, a quien le encargaron leer los tres tomos de historia de Felipe Pigna y a los cuales colocaría luego una palma con cinco dedos extendidos:

Crítico

Cronista y fotógrafo de una popular revista mensual juvenil, en plena cobertura del Quilmes Rock:

Cronista y fotógrafo

Corresponsales de una histórica agencia de noticias de Tokio, en ejercicio de sus funciones en la Feria del Libro de Buenos Aires:

Críticos japoneses

Considerado este punto, mejor vaya al cine, lea las novelas y escuche la música en estado virginal, tal como Adán y Eva vinieron al mundo. No vaya a morder la manzana del conocimiento. No se ponga ansioso. Y si ve venir a la serpiente anunciando “miren, esta manzana es robusta, glamorosa, alternativa, yo le pondría cinco estrellas”, córtela al medio y sírvala a los cerdos. Que se consiga un trabajo decente.