CORAZÓN, ARTE E INSPIRACIÓN DE LA CANTANTE COLOMBIANA
Shakira necesita urgente a Collin Farrel

ShakiraCollin FarrelPor: Cicco. Antes de inclinarme por tal o cual músico, incluso antes de pronunciarme abiertamente en defensa de un artista, los someto, llamémosle así, a un Veraz. Pero no de la clase que usted cree. No me interesa tanto que el artista en cuestión sea un asesino, un estafador o un adicto. Esto hasta me caería simpático. No me importa que se dedique a otros ritmos, experimente en diversos ámbitos, se diversifique y adopte un hijo africano. Soy, en ese sentido, el primero en aplaudir cualquier asomo de audacia en pos del arte. Lo que me interesa puntualmente, y a eso dedico con esmero mi investigación, es que el artista, tarde o temprano, no pise el palito y caiga en la pavada.

No es serio permitirse derramar una sentencia favorable en una cena y que, días más tarde, un testigo reclame: “Che, ese músico que tanto te gusta, lo vi anoche vestido con una tanga bailando en el caño de Tinelli”. Esto puede enterrar la reputación de un fanático durante toda su vida. Hay que ser cautelosos en las elecciones culturales que uno toma, pues de alguna forma, un admirador es un cómplice. Paga por sus obras, asiste a conciertos y presentaciones, deposita su confianza y su tiempo creyendo que este hombre, a su modo, habla por él.

El fanático asume un riesgo y, muchas veces, lo paga caro. Yo, por ejemplo, era un admirador declarado de Fito Páez, hasta que lanzó en 1993 “El amor después del amor”. A partir de entonces, se hizo los rulitos con su propio coiffeur, se enamoró perdidamente, cantó que era un hippie que vivía ocultándose de los fans, en fin, se volvió un pelagatos. Ante esa revelación, regalé mis discos, su biografía escrita por Enrique Symns, y eliminé cualquier rastro de su obra en mis charlas. Si había alguna duda al respecto, apelaba a la mala memoria del resto alegando que, mi admiración en verdad, apuntaba a Páez, pero Vilaró, el pintor.

Tuve un rapto similar de defraudación artística, cuando Charly García grabó “El aguante”, ese disco espantoso, senil, afónico, agónico, un llamado, entendí yo, a que sus fanáticos le sostuvieran la vela mientras aguardaba mejores tiempos compositivos. ¿Aguantarlo por qué? ¡Que se aguante solo! Ya uno tiene bastante con su jefe y a sus ex para soportar la cruzada de un artista que se fue por la canaleta. No cuenten conmigo.

Es precisamente este dilema el que tiñe la carrera de Shakira: me gusta cómo canta, me gusta cómo mueve el culo como un cascabel, me gusta, en líneas generales, su música. Pero una persona que entona una letra romántica tan ambiciosa como “Viajé de Bahrein hasta Beirut. Fui desde el norte hasta el polo. Y no encontré ojos así como los que tienes tú”, definitivamente no puede enamorarse de la mirada de perro salchicha aplastado de Antonito de la Rúa. Esto desacredita su obra a los ojos de un fanático exigente hincha pelotas, como quien les habla. En otras palabras, le saca la roja en el Veraz.

Pero, ¿no se da cuenta Shakira que su largo noviazgo con Antonito afecta severamente su arte? ¿No intuye que nadie puede tomarlo en serio como material de inspiración romántica? Para en el Veraz del arte, Antonito no resta, divide. Es lo mismo que si un académico anunciara que la obra poética, mística y alucinada de William Blake fuera producto de su pasión por el turrón de maní. Por otra parte, si me dan a elegir, como musa, me quedo con el turrón.

Antonio De la RúaAntonito

Una semana atrás, los fans de la colombiana festejaron en todo el mundo con la noticia que tanto habían esperado. Tras ocho años de noviazgo, Shakira había decidido, por fin, separarse. Se dijo que, con motivo de su debut en Hollywood, la cantante había decidido cambiar el look, sustituyendo los jeans y el cuero por vestidos escotados, y remplazando a su viejo novio por otro que estuviera, cuanto menos, vivo.

Entre otras razones, se barajó que Shakira estaba desilusionada porque Antonito no logró, en todo este tiempo, reproducir su célebre baile del ombligo, excepto en una oportunidad donde tropezó con un buñuelo de algas en un baño turco de la isla Margarita.

Para reforzar la versión del distanciamiento, allegados a la pareja confesaron que Shakira había dejado de mostrarse con el anillo de compromiso que Antonito le había obsequiado en señal de amor y fidelidad, varios números más pequeño, para que no pudiera quitárselo ni aunque adelgazara treinta kilos.

Un especialista en la materia, Frank Solano, de la colombiana Radio Caracol llegó a afirmar que Shakira le había pedido expresamente a Antonito que no la acompañara en varios eventos. Principalmente la cantante habría puesto énfasis en que su novio se quedara en casa durante una noche en particular -para retenerlo, le habría puesto pegamento en el inodoro, el lugar preferido de Antonito-, y así salir con viento a favor y libertad absoluta a una fiesta junto a Collin Farell, el astro que la secundará en su debut cinematográfico.

La cantante y Collin estuvieron conversando y riendo durante varias horas en una disco. “Es la primera vez que Shakira escucha un chiste de boca de un hombre en los últimos ocho años”, conjeturó una fuente.

Collin no será George Clooney, y su actuación de Alejandro Magno se parecía más a Federico Klemm que al gran conquistador, pero, al menos, Collin tiene trabajo estable y, cada vez que visita su Irlanda natal, lo reciben como a un actor consagrado y no como a un desocupado fugado. 

Los medios, que la quieren bien a Shakira, se apresuraron por oficializar la noticia que la juntaba al bueno de Collin y la alejaban del plomizo Antonito: “Confirmado: Shakira dejó a su novio por galán del cine”, tituló uno. “Cantante colombiana y Collin Farell, ¿más que amigos?”, conjeturó otro. “Shakira cortó a Antonito”, se sumó un tercero, “y aún buscan cómo volverlo a pegar”.

En distintas oportunidades, los portales de fanáticos debatieron el tema de cómo debía hacer Shakira para quitarse a su novio de encima. Tras muchas idas y vueltas, aseguraron que la forma más efectiva era utilizando una espátula o una palanca a presión.

El gozo mediático por la separación, sin embargo, duraría poco. A escasos días del anuncio, la vocera de Shakira rechazó de plano la versión de la ruptura. Y un lunes por la noche, se la vio junto a su novio cenando en The Corner, un restó de Nueva York, con Madonna y Demi Moore, como si nada hubiera pasado. Más allá de las fotos que atestiguaban el encuentro, hay versiones que arriesgan que, en lugar de Antonito, Shakira habría llevado a un doble hecho de felpa y cartón. “Era muy difícil establecer la diferencia”, recordó el mozo que les llevó la comida. “Yo los he atendido en varias oportunidades, y me llamó la atención la vivacidad risueña del señor Antonio. Esto me llevó a creer que había traído a un muñeco”. Al día de hoy, nadie ha salido a desmentirlo.

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