UN TEMA IDEAL PARA ANALIZAR EN LAS VACACIONES DE INVIERNO
Bombas eróticas que son fantásticas animadoras infantiles

PanamIleana CalabróPor: Cicco. No se deje impresionar por la corta estatura, por su sonrisa, porque toman la leche con zucoa, los chicos no son ningunos tontos. Son gente muy hábil, muy sagaz. Ellos cuentan con que usted crea que son seres inmaduros, sin formación, el gérmen del inútil que es usted. No señor, ellos saben lo que quieren, sólo que todavía no tienen el dinero, el poder ni los contactos suficientes para lograrlo. Pero hacen lo que pueden.

Con infinita y sapiencial paciencia, los chicos perdonan que los programas infantiles sean un bofe. Perdonan que las canciones sean un insulto a su inteligencia. Perdonan hasta que los dibujitos que pasan sean de los años 50. Nunca va a escucharlos quejarse al respecto. Perdonan, inclusive, que les griten en la cara desde la pantalla, que les vendan merda en polvo y se los trate como a descerebrados. Y es precisamente en esa subestimación, donde ellos hacen su negocio. Pues, en el casting histórico de conductoras infantiles, ellos siempre se han quedado con las mejores. Nos las han quitado de nuestras manos. De algún modo las han olido, las han considerado pomposas, pulposas, pecaminosas, y las han contratado por sumas asombrosas para verlas bailando cada tarde con taco aguja y mini tanga. No se les escapa una.

Yo estoy convencido que debe de haber un niño en el mercado del porno y el erotismo, que las rescata y las pone en primera plana. Hay un niño que lee Revista Hombre, Maxim y Gabo, compara todo, graba a Tinelli, los canales codificados y, como Marcelo Bielsa en el Mundial, estudia el mercado detenidamente y luego, cómo no, elige con la precisión de un cirujano, al que se le va la mano.

Sucedió con Xuxa. Con Reina Reech. Con Panam. Con Flavia Palmiero, mucho antes que la descubriera Franco Macri y las revistas de alto voltaje carnal. Cuando conducía su propio programa infantil, hasta Cris Morena debía trabajar debidamente con polleras cortísimas. Esa cláusula estaba estipulada, imagino yo, en una cláusula inclaudicable del contrato.

Soy de los que creen que el mundo está gobernado por chicos. No adultos con cerebro de niños. Sino, literalmente, niños. 

Uno de mis recuerdos más nítidos de la infancia, es que siempre quería tener sexo. Pero nunca sabía cómo ni por dónde. Eso no quitaba que fuera un pervertido alimentado y potenciado con Zucaritas.

Un niño seguramente tomó nota del boom rimbombante de Iliana Calabró, la vio en lolas, sopesó su striptease en Bailando por un sueño. Pasó por alto su asombrosa fatalidad para el canto. Y trasladó el pedido en la cadena marginal de mando infantil, hasta que alguien dijo: “Pongámosla junto al Ratón Pérez en estas vacaciones de invierno”. “¿Pero Iliana Calabró? ¿Estás seguro?”, preguntó presumiblemente el productor. “Son órdenes de arriba”, se justificó el primero. Y, señoras y señores, ahí la tenemos.

Si no cómo se entiende la interrupción de la descollante Emilia Attias en el rubro del escote bajo, para ponerla como la protagonista de la tira infantil Casi ángeles. ¿Qué sucedió en el medio? ¿De dónde vino la orden? ¿Tendrán a Rocío Guirao Díaz en la mira?

Los niños son como los equipos de la liga europea. Si ven una chica con altas posibilidades de pechuga para triunfar en el mercado de adultos, la contratan, la hacen álbum de figuritas, muñequitas. En fin: nos la roban para siempre.

Rodeada de Paquitas y bajitos, Xuxa no volvió a ser la misma. Panam, esa delantera perfecta saltando entre las cartas de Sofovich, se perdió, la abdujeron niños alienígenas. Caput.

Creo que es hora de tratar en calidad de emergencia este tema. Yo tengo la sospecha de que la red de niños se maneja con un entregador metido en el mundo de la farándula y el teatro de revistas. Puede ser Nito Artaza, Miguel Angel Cerruti. Puede ser el mismo Sofovich. O Jorge Corona. O un empleado en bambalinas. No importa: hay alguien que les pasa la información y después, ellos actúan por su cuenta.

No es justo que las generaciones por venir se alimenten de lo poco que tenemos las generaciones que ya vinimos. Es hora de llamar a gente seria y ponerle un fin a esto de inmediato. De lo contrario, no nos quedará más alternativa que tomar a punta de pistola a un Teletubbie y, en fin, pasar un buen momento.

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