TENDENCIA DESCONOCIDA/
La mejor música tiene barba

Fitzimmons/Por: Cicco.   Cuánta música nueva inspiradora hay para escuchar. Y qué poco nos llega de las radios. Por suerte, yo hecho mano a un sitio salvador para descubrir artistas desconocidos. El portal se llama Jango y funciona así: uno pone el nombre del grupo que quiere y el sitio lo empalma con otros músicos similares. Es ideal para conocer perlas perdidas. Y es, gracias a esa búsqueda, que conocí el último fenómeno musical: los cantores barbudos.

Todos tienen una misma pasión: hacen la mejor música del momento. Y todos tienen una misma debilidad: no son flacos Gillette.

1-Bon Iver.

bon iverFue el primero que descubrí y uno de los más impactantes.  Barba pequeña pero barba al fin, el músico que, disuelta su banda y disuelta su pareja se aisló tres meses –hibernó, según él- en una cabaña en Wisconsin, apartado del mundo. Salía a cazar, a talar árboles para alimentar el hogar. Y ahí compuso un disco lleno de frío, de amor, de árboles y de melancolía invernal: “For Emma, forever ago”. El sonido de la herida abierta.

 

 

 

2-Ray Lamontagne.

LamontagneEl hechizo de Ray es la voz. Con la barba, cuadrada de dandy francés, había escuchado su música en un puñado de series sin saber que se trataba de Ray. Hoy, basta con que abra la boca para que uno reconozca su llanto, su forma de margarita sin pétalos de ver el mundo, el viento en la cara de su música. El último disco “Gossip in the grain” es más movido y no tan en su línea. Mejor escuchar los dos pirmeros, sobre todo: “Till the sun turns black”. Y el tema que lo dice todo, su himno al lamento barbudo: “Be here now”.

 

 

3-Iron and Wine.

Iron & wineSamuel Beam, líder de Iron & Wine, es un aprendiz de cineasta que llevó la poesía visual, la cadencia rural de un hombre de campo, la brisa de la cosecha, el paisaje que se arrastra por la ventanilla del auto, a su discografía. Barba gorda, a lo Santa Claus, Beam tiene media docena de discos –es ya músico de culto para los amantes del folk- que, si lo escuchás una sola vez, tal vez te parezca repetitivo. Pero, como suele suceder con los músicos barbudos, lo esencial escapa a la primera escucha. Para arrancar con él, recomiendo sus discos: “Our endlesss numbered days” y “The creek drank the cradle”.

 

 

4-Joe Purdy.

PurdyPurdy es un hombre de familia que vive en su rancho en Arkansas, un trovador que compone discos tan despojados como Adán y Eva antes de la hoja de parra –en Lost usaron “Wash away” para cerrar un capítulo-. Y un hombre tan inspirado que ya hizo diez álbumes en ocho años. Tiene el espíritu de Bruce Springsteen cuando se metió con el folk y la armónica en “Devils and dust” y “Nebraska”. Purdy viste boina y lleva barba de montañés, y compone sobre parejas rotas, sobre el campo, sobre el paisaje que nadie ve. Su voz es la de un amigo que te abre las puertas de su casa y las de su corazón. De Joe Purdy me gusta todo, pero, para el recién llegado, lo más accesible es: “Julie blue”, uno de los primeros discos que incluye “Wash away” y “Joe Purdy”, el álbum debut que tiene, para mi gusto, el mejor tema del barbeta: “Mary May & Bobby”, la sentida historia de un amor infantil que quiere ser como el cine, pero no lo es.

 

5-William Fitzsimmons.

Fitzsimmons

Tiene un apellido tan difícil que lo vamos a llamar simplemente William F. Historia rara, la suya: sus padres, ambos músicos, eran ciegos. F. se crió viendo cómo su papá reconstruía viejos instrumentos –llegó a rediseñar un órgano tubular de iglesia- y aprendió de ellos a tocar de todo, hasta la mandolina y el ukelele, y se propuso estudiar psicología. Durante años, trabajó en la recuperación de locos. En los ratos libres, ponía la voz, suave, palpable, silabeada, en temas para mecerse como bote en el Caribe y disfrutar la vida con los oídos y no con los ojos. Editó cinco discos –en muchos, tocó todo él- y hoy en día anda de gira por Europa. F. suena tan triste que, aún cuando sus pies tocan fondo, trae el fresco de la dicha que nada tiene por perder. F. le canta a sus ex parejas, a su dolida historia familiar. El disco “The sparrow and the crow” del 2008, está al tope de mi lista. Este año, editó otro: “Gold in the shadow” que voy masticando de a poco. Su título “El oro en la sombra” es la moraleja de F:  un alquimista que hace del dolor un aprendizaje, del conflicto, una moraleja. Y tiene una larga barba, claro, una costumbre familiar de los Fitzsimmons. Hasta ganó un reconocimiento especial de una revista de barbas en Australia, en el 2010. Como verá su foto, sabrá por qué.

Ojalá Dios traiga pronto a estos barbudos al país de la Gillette.

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