¿CONOCES A JOAN ANTONI MELÉ?/
El banquero del futuro

Melé/Por: Cicco. Todo el mundo habla de la crisis de la eurozona. Algunos hasta arriesgan que es el fin de una era. El cambio de un paradigma. El punto final de Europa tal como la conocemos. Lo que nadie dice es por qué un continente todo se diluye como si fuera espuma de mar. Algunos lo llaman ciclos de la historia. Lo que sube tiene que bajar. Otros lo llaman el engaño más grande de la humanidad. Una trampa que hay que detener antes de que sea demasiado tarde. A Dios gracias que existe Joan Antoni Melé, uno de los pocos banqueros éticos del mundo, que te cuenta la verdad de la milanesa.

¿Quién es este Melé, se preguntará? Bien, es un español que, durante treinta años, fue un banquero hecho y derecho, a cargo de las cajas de ahorro de una importante entidad bancaria de su país. Allí vio de todo: hijos y viudas disputándose herencias, millonarios clamando más intereses, jefes que se proponían crecer para el año siguiente 300% de ingresos. El mundo del dinero detrás del mostrador.

Cuando estaba a punto de jubilarse, en lugar de aprovechar los beneficios de un retiro cómodo y vitalicio, renunció para dedicarse a la banca ética, una de las movidas más prometedoras de la economía alternativa mundial. Un conjunto de bancos de cuentas claras, que se comprometen a no dar préstamos a empresas que contaminan, empresas que fabrican armamentos ni tienen trabajadores en negro. Pagarán menos interés que las otras desde luego, pero en el futuro no van a participar de una carrera despiadada por subir un dígito los intereses del banco.

Hoy en día, reconvertido y arrepentido Melé, es subdirector de la banca ética Triodos Bank –fundada en Holanda tres décadas atrás-, y  gira por todo Europa dando charlas que ha resumido en su primer libro: “Dinero y conciencia. A quién sirve tu dinero”. “El estudio del dinero y de nuestro comportamiento con él”, advierte allí, “nos lleva a confrontarnos con nosotros  mismos, con todo aquello que llevamos como lastre en lo más profundo de nuestro inconsciente”.

Melé es uno de los portavoces de comercio justo. Se paga lo que es justo para los que lo producen y les permite tener un medio digno de vida. No sólo Melé propone una salida ética y financiera. Además, dice que, sin vida interior, sin espacio espiritual, no hay forma de sobrevivir a la crisis. “Si no dedicas algo a tu interior”, afirma, “tu comportamiento será animal y serás arrastrado como los animales… Nos hemos vuelto todos anoréxicos espirituales”.

Este hombre pone el dedo en la herida: nos delata nuestra falta de valores, nuestro vaciamiento de propósitos profesionales –“el trabajo tendría que ser una realización personal, no algo en lo que sólo te ganas la vida”-, nos expone el veneno que inoculamos a nuestros hijos cuando le exigimos que estudien para competir en la feroz lucha de la vida –“hay que formar gente de provecho, que aporten algo al mundo”-, nos detecta nuestros mecanismos impulsivos de compra –“nadie sabe a fin de mes cuánto ha gastado en la tarjeta de crédito, nadie”-, dice que el ser humano está partido al medio: por un lado sus ideales, por otro sus negocios. “Mira, tienes que actuar como tú crees, pero para eso se necesita coraje”. “Mientras Bush y Blair le declaraban la guerra a Saddam en Irak, sus países le seguían vendiendo armamentos”.

Melé dice que hay que ser integral y no darle la libertad a los bancos para que, con tu dinero, hagan lo que gusten, a cambio de un porcentaje más alto en interés. No podemos ser tan mezquinos. La ganancia por un lado, es pérdida por otro. El mundo es como un organismo, si hay una parte que se sobredimensiona de él, el resto lo paga caro y el todo se descompensa.

El banquero ético propone hacerse tres preguntas a la hora de salir a comprar:

¿Qué compro? Es decir, ¿es un producto local, ecológico, justo?

¿Por qué lo compro? O, lo que es más comprometedor, ¿lo necesito o está cubriendo un vacío interior?

¿Dónde lo compro? ¿Me gusta ir a las grandes cadenas de shoppings y supermercados o compro en pequeños comercios del barrio, cuyos propietarios conozco?

No hay divisiones. Nuestras decisiones de compra, son, también, nuestras decisiones de vida. Melé dice que la crisis, no es producto de un puñado de banqueros mezquinos. Es también parte de nuestro descuido y nuestro apetito también por ganar más, al precio que sea. Además, se suma a la corriente de los que sostienen que, más dinero acumulado, no trae más felicidad. Trae más problemas. Sirve en tanto y en cuanto satisface las necesidad básicas, luego empieza el barullo. “Con el dinero aparece el miedo, la codicia, el ansia de poder, y al final esto se apodera de la persona y la gente no es feliz. En las civilizaciones que conocemos más ricas es donde hay más malestar, la gente está con tratamiento psicológico, con coaching, con pastillas para tranquilizarse”, dice Melé. Y yo le creo. Y lo admiro. Y pido a Dios para que, pronto, aparezca el Melé argentino que nos patee el traste y nos diga, por fin, que si cada uno no cambia, nos arrastraremos, como Europa, al abismo del no retorno. Nuestra segunda caída del paraíso.

Por último, si quiere ver a Melé  en acción, esta es su ponencia más lúcida, en la Escuela de Organización Industrial en mayo del 2010. Ver para querer cambiar.

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