¡QUE NO VUELVAN MÁS!/
Piquete a los veraneantes

Buenos Aires tranquila/Por: Cicco. Es tan linda la ciudad en el verano. Uf, hasta se puede sentir la brisa del río. La gente que dice que Buenos Aires es agobiante en enero y febrero es porque no se pudo ir aún de vacaciones. Pero es maravillosa. El tránsito fluye. No hay marchas. Hay lugar para estacionar los coches. Y hasta el gobierno aprovecha el vacío para subir tarifas que, en otro momento del año, no se tolerarían sin escándalo masivo.

En el verano en la ciudad uno puede reconocer cómo se sentía este lugar hace 20 años: más vacío, más holgado, más humano. Había lugar en los colectivos. Lugar en las plazas. Lugar en el banco. Y la mayoría de las colas se veían con el calor y en bikini.

Estos dos meses de tregua son un alivio. Cuando muestran las transmisiones en vivo de veraneantes en camino a la costa, en fila india y morosa, yo siempre pienso en plagas de langostas. Una parva de bichos que deciden de pronto que se come mejor en otro sitio y marchan en tropel. Quiéralo o no, el ser humano es plaga. Y no se quita con cualquier insecticida. Se quita con un poco de calor y playa.

Estos dos meses de verano son un respiro, un paréntesis, maná del cielo. Pero son indefectiblemente breves. Es por eso que, así como se levantan piquetes en pos de protestas sensatas y colectivas. Es hora de provocar un piquete en pleno recambio con un objetivo mucho más sencillo y feliz: impedir que los veraneantes vuelvan. No es mucho lo que hay que cortar: basta con dos rutas a la costa y la vía marítima del Buquebús a Uruguay. Según mis cálculos, con 300 ciudadanos comprometidos con la causa, basta para lograr que cientos de miles de pelagatos permanezcan en sus sitios de veraneo bronceándose hasta el carbón. Miles y miles de langostas bloqueadas por obra y arte de una misión desesperada que los devuelva a las costas, por siempre jamás. Usted conoce lo que es el verano en la ciudad. Que ellos también sepan lo que es el invierno en Mar del Tuyú.

Esta decisión no sólo creará  más espacio público. Menos smog. Menos residuos. Mejor calidad de vida. Además, traerá aparejada la creación de mayores puestos de trabajo. Pues, de algún modo, alguien tiene que remplazar a todos esos jefes descerebrados que partieron para no volver. Y ese alguien es usted. Sí, señor, usted que batalló contra viento y marea. Que se mantuvo en la primera línea de fuego cuando otros abandonaban la batalla para irse a ver a Nito Artaza a la Feliz. Usted, mi amigo, se merece ese ascenso. El puesto es suyo. Puede comunícarselo a su jefe a través de un mail que seguramente el muy idiota lo recibirá de inmediato pues es uno de los infelices que se tuesta en la reposera, Blackberry en mano.

Hágale, mejor aún, llegar una video llamada, desde su propio despacho. Mudadas ya sus cosas, y puestas las de su jefe en cajas con destino Mar Chiquita. Y con el rostro descansado, aún blanco por su estadía en la ciudad, dígale lo mucho que lo quiere. Y lo poco que lo extrañará a ese cretino. Y, por último, deséele unas felices vacaciones. Felices y eternas vacaciones.

Hipercrítico en Twitter:
http://www.twitter.com/hipercritico

{moscomment}