ROBERT DE LA PRADERA
El periodista que ama a todos los animales

Robert de la Pradera(Los editores de Hipercrítico advierten que esta entrevista del Asesino Serial es de dudosa procedencia y que desconocen la existencia de un periodista apellidado de la Pradera. El sitio no se responsabiliza por los comentarios vertidos en él, piden disculpas por el humor nocivo que trasciende de muchos de sus comentarios, y le sugieren que lea esta nota sólo si no encuentra mejor cosa que hacer).

Conductor: Y ahora oyentes, tenemos un invitado especial, el valiente argentino Robert de la Pradera, recién llegado del profundo Amazonas, el periodista que vivió junto a cocodrilos, lobos, pirañas, tigres de bengala, y junto a… ¿ovejas asesinas? ¿No querrá decir abejas asesinas?

De la Pradera: No, usted ha leído bien, Oro. Son ovejas asesinas. Viven en la Patagonia. El empresario Luciano Benetton las entrena para matar. Él descubrió que, lo mejor para evitar los robos a su ganado, era enseñarles aikido a sus ovejas. Si usted se acerca hoy en día a una oveja de Benetton, cuando se quiere acordar, está envuelto de pies a cabeza en un suéter de lana.

Conductor: Esta semana desarticularon una banda de narcos que operaban en el Aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York. Fueron descubiertos por personal del lugar con canes entrenados. Precisamente Ignacio, un oyente  de Saavedra, nos hace una pregunta acerca de eso. Dice: “Tenía un perro ovejero alemán que, en una redada, me delató ante la policía y me dieron diez años por posesión ilegal de estupefacientes. Hoy, cada vez que veo un ovejero, entro en pánico. ¿Qué puedo hacer?”

De la Pradera: Es cuestión de cómo uno utiliza este poder olfativo de los canes, Ignacio. Mientras los humanos tenemos cinco millones de neuronas odoríferas, los perros antinarcóticos poseen 220 millones. Trate de encontrar la forma más amorosa de superar su miedo. Por ejemplo, yo desde hace años, tengo dos ovejeros que están entrenados para quitarles los estupefacientes a todos aquellos que ingresan a casa, e introducirlos luego en mi bolsillo.

Conductor: Robert, dígame, usted que está en el tema. ¿Qué opina de la campaña de Nicole Neumann por Greenpeace y su desnudo fallido en la Avenida Corrientes? ¿Es una forma de frivolizar el tema de la ecología?

De la Pradera: Mire, Oro, todo desnudo fallido es malo. Se lo digo de corazón. Los animales nunca nos defraudan en esto porque, desde tiempos inmemoriales, cuando aún el hombre no pisaba la tierra, decidieron hacer un pacto colectivo y vivir las 24 horas en pelotas.

Conductor: Desde septiembre el zoo de Buenos Aires permite visitar a los animales por la noche. Cuesta 70 pesos e incluye la cena. Se necesita reservar con anticipación. ¿Qué opina de esta iniciativa del gobierno porteño?

De la Pradera: Lo más asombroso de las visitas nocturnas al zoo no es el comportamiento de los animales que, en su gran mayoría, duermen la mona. Lo interesante es observar a los cuidadores quienes, en su gran mayoría, recién despiertan. Es como ver a López Murphy atacado de pulgas. Se lo recomiendo. Pero evite hacerlo después de cenar.

Conductor: Días atrás descubrieron los restos de una nueva especie de dinosaurio en la Argentina. Mide 34 metros de largo, igual que el Cristo de Río de Janeiro. Se llama, a ver si lo digo bien, Futalognkosaurus dukei. ¿Por qué se le dan esos nombres tan espantosos a los dinosaurios?

De la Pradera: La respuesta que voy a darle tiene tres elementos. Los nombres derivan de las lenguas nativas del lugar donde se encuentran los fósiles. Por otro lado, también son un diminutivo de las empresas que financian las excavaciones. Y, por último, forman parte de un deseo colectivo de los paleontólogos por jodernos la vida.

Conductor: Una oyente, Mirtha, de Barracas, pregunta, ¿Robert, qué hay que hacer cuando uno atropella un animal en la calle?

De la Pradera: Mirtha, lo primero es hacerle respiración boca a boca. Si usted no sabe cómo hacerlo, simplemente déle un beso en la boca, eso ayudará. Ellos están viviendo una situación traumática y necesitan amor. Recuerde que el 95% de los perros atropellados son perros de la calle. Cántele una canción de cuna, si puede. Y, si todo eso falla y el perro sigue en agonía, suba a su auto, arranque y vuelva a pisarlo cuantas veces sea necesario. Cuando compruebe que está muerto, vierta unas lágrimas en su memoria.

Conductor: Héctor, de Uribelarrea, pregunta: ¿es verdad que usted entrena animales para Hollywood? Sí, Héctor, Robert entrena animales, y trajo algunos de ellos, ¿no es cierto?

De la Pradera: Así es, ¿está bien si los saco?

Conductor: Mientras no sean peligrosos.

De la Pradera: No, son mansitos. Mire, este de aquí trabajó en Harry Potter.

Conductor: ¿Una comadreja? No recuerdo ninguna comadreja en Harry Potter, Robert.

De la Pradera: Es un gran observador, Oro, pero no ha observado a este animal en profundidad. Esta comadreja trabajó como el búho blanco de Harry. ¿No es preciosa? Si se fija bien, verá restos de blancura, aquí abajo.

Conductor: ¡Pero por supuesto! ¡Todo animal tiene los dientes blancos! Excepto los búhos. ¿Usted afirma que el búho blanco era una comadreja disfrazada?

De la Pradera: Por supuesto. Las comadrejas se adaptan a cualquier ser vivo. Tengo varios pedidos de partidos políticos que me piden comadrejas para sus afiches de campaña. No tienen con quién posar y yo les ofrezco mis mascotas. En menos de cinco minutos, le convierto a una comadreja en candidato a legislador bonaerense. Conductor: ¿Y esos de ahí qué son, insectos?

De la Pradera: Las estrellas de mi staff. Déme un segundito.

Conductor: Le cuento oyente, Robert está metiendo su mano en una especie de hormiguero de vidrio.

De la Pradera: Un formicario.

Conductor: Y saca dos insectos que a mí me parecen hormigas negras. ¿Son hormigas negras, Robert?

De la Pradera: Su nombre científico es Linepithema humiles. Estas dos hormigas trabajaron como extras en la trilogía de “El señor de los Anillos”.

Conductor: ¡Imagino el protagonismo que tuvieron!

De la Pradera: Estas, de hecho, encabezaron uno de los ejércitos de orcos. Eran las más grandes de todas las criaturas. Con un poco de retoque digital, todo es posible. Si conoce en persona a Esther Goris, sabrá de qué hablo.

Conductor: ¿Disculpe, Robert, pero trajo un lobo también?

De la Pradera: Ah, sí, este lobo es mi hijo. Es cachorro. Como sabe, conviví dos meses con una manada en Norteamérica. A este lobo estoy llevándolo a un cásting para “Patinando por un sueño”.

Conductor: No sabía que Tinelli convocaba a animales.

De la Pradera: Yo tampoco. Pero nada se pierde con probar. Después de vivir con ellos, llegué a una conclusión que, si me deja decirlo así, será revolucionaria para la ciencia.

Conductor: ¿Y puede decir cuál es esta conclusión?

De la Pradera: Es difícil de sintetizarla. Hay mucha jerga biológica, pero se lo sintetizaré de este modo: cuatro patas se sostienen mejor que dos.

en el bosque

Conductor: Discúlpeme, pero a mí me parece una obviedad total.

De la Pradera: No lo crea. Es algo de muy compleja comprobación. Durante días, debí darles a varios lobos solamente tequila de beber y ninguno perdió jamás el equilibrio. En cambio, a la quinta copa, yo debía volver a mi carpa arrastrándome como una lombriz.

Conductor: Escuchándolo, tal vez usted no se dio cuenta, pero llamó a este lobo su hijo. Qué bien que uno trate a los animales como a su familia. Yo tenía a un perro labrador que para mí, era como un hermano.

De la Pradera: Usted se confunde, Oro. No fue un malentendido. Una de las noches en que hice el experimento con tequila y regresaba arrastrándome a mi carpa, doblé donde no debía y, le digo, las lobas pueden ser muy contenedoras. Sobre todo, en invierno.

Conductor: Vemos que Robert tiene un gran sentido del humor.

De la Pradera: Yo busco darles a los animales una contención afectiva. Esta semana, inicié una campaña para que todos los cazadores que tienen armas de alto calibre las entreguen al Registro Nacional de Armas.

Conductor: Eso es muy necesario y movilizador, Robert.

De la Pradera: Gracias. Y como obsequio le regalaremos a la gente que se acerca un cachorro de león.

Conductor: ¿Un león de peluche para los niños?

De la Pradera: No, uno de verdad.

Conductor: ¿No hablará en serio? ¿Se imagina los problemas que traería a la ciudad, cientos y cientos de argentinos sacando a pasear a sus leones?

De la Pradera: Usted sabrá mucho de radio, Oro, pero conoce poco de la naturaleza. Los leones duermen hasta 18 horas al día, casi tanto como los jueces de la Corte Suprema. Entre que se despiertan, remolonean un rato, el desayuno, almuerzo, merienda y cena, verá, le queda muy poco tiempo para matar. Apenas pueden masticar una pierna de niño. Cuando llegan a la rodilla del chico, el pobre animalito ya está dormido.

Conductor: Una última pregunta, Robert. Ahora que viene el calorcito y después de estas lluvias, hay una invasión de mosquitos en todo el país. Yo no sé qué les pasa a los bichos. Pero en casa ponemos tabletas espirales y se ríen de nosotros. ¿Vienen los mosquitos cada vez más inteligentes?

De la Pradera: Yo no diría eso, Oro.

Conductor: ¿Y entonces?

De la Pradera: Yo no diría que los mosquitos vienen cada vez más inteligentes. Más bien diría que las personas vienen cada vez más boludas.

Conductor: Muchas gracias, Robert. Un gusto conversar con usted.

De la Pradera: Gracias Oro por invitarme. Y ya saben, lo primero son los animales. Comuníquense con ellos. Acarícienlos. Y háblenles como si fueran parte de su familia. Y luego sí, sírvanlos a la cacerola con papas al horno. 

Opiná sobre esta columna en nuestro libro de visitas